miércoles, 26 de noviembre de 2008

mis beatles, una y otra vez

En este proceso de regresión y confidencia con mis Beatles, tengo también que contar que la primera vez que hable en publico fue en mi colegio y, como no, sobre los Beatles. Debía tener yo los doce o trece años y fue en clase de lengua. Me la prepare bien y vino a la clase un niño mayor –Leal- experto en los Beatles, para mi una autoridad, para ver lo que decía.

Recuerdo que cuando yo acabé, él comentó el viaje a la India del 68 con el gurú Maharishi -que según John daba algo más que amor y paz a las chicas occidentales que se abandonaban a la meditación- y cómo cada uno se volvió por su cuenta y lo que habían hecho después. Se trataba de encontrar la paz, el amor, el karma o algo así,-la pasta y la fama la tenían de sobra pero parece que les faltaba sentirse queridos y, desde luego, pasar de las drogas- de modo que aunque se fueron más o menos juntos, cada uno aguantó allí lo que pudo buscando todas esas cosas. George con su mujer Patty –como ya he dicho, la que luego fue la Layla de Eric y por cierto la más guapa de todas las mujeres que estuvieron con los vétales- fue el que más aguanto. John aguanto bastante. Ringo debió pedir un gin tonic y como no había se volvió a por él. Paul soportó poco y en seguida se fue a hacer algo de gira pero no volvio directamente a Inglaterra sino que aprovechó para anticipar su carrera en solitario. Brian Epstein había muerto en agosto del 67 y Paul trataba de hacer de lider. Hacia Tiempo que habian dejado de dar conciertos (de los últimos en Filipinas en donde Imelda Marcos, la de los miles de zapatos- les trató mal).

Era la primera vez que cada uno se puso a viajar y a descubrir su fama personal fuera de los Beatles, sin necesidad de ir todos juntos; lo mejor y lo peor de ellos; su fin.

Después de esa primera vez he hablado muchas veces en público, aunque normalmente de temas menos agradecidos (también en la radio, que me parece apasionante, y hace mucho más, en la Edad de Oro en la tele). Como le he dicho a mi hijo Javi, de doce, cuando me ha preguntado en que trabajo, trato de hablar y escribir bien y decir algo que tenga sentido (y la verdad es que no es tan común). En fin.

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