viernes, 27 de mayo de 2011

Una noche de la Bienquerida en el Sol


Miguel Angel me venía insistiendo en que fuéramos al concierto de la Bienquerida, del que tengo sus dos discos que me gustan bastante. Tenía entradas para mi y para Alejandro I., famoso rockero del mundo del seguro, compinche de algunos amigos míos habituales de estas líneas. Allí estábamos los tres cuando salió de telonero Anntona, guitarra de los Punssetes, con su acústica y una bajista; con muchas canciones nuevas, y sobre todo con demasiados sonidos pregrabados, una caja de ritmos, una batería, una guitarra, teclados, otros instrumentos, que daban a su actuación cierto aire de karaoke: Salio a cantar con él, Ana de la Bienquerida (tu hueles mejor), que fue de lo más interesante de su set. Se me hizo algo largo al final. Mientras esperábamos la salida de la Bienquerida, subió un cantaor a darnos un cante y ya enseguida aparecieron ellos con Fiesta y Hoy, del segundo disco, con gran entusiasmo del público y muy buen sonido. El sonido bueno y cierta actitud, de lo mejor que he visto últimamente. Lunes de pascua, en plan ranchera y tortilla de patatas en la puerta (el pincho a un euro). Tocaron como hora y veinte, cerrando con un bis, con Ana sola cantando Sentido comun y con todo el grupo en un fantástica versión de ‘De momento abril’, con el niño de Opera a los bongos y su acústica, hasta que cambia de guitarra y termina en un versión que bien parece que se han convertido en Sonic Youth. Suena de cine, el batería se sale.

Es un grupo al que seguir y ver con más frecuencia; juegan en otra liga respecto a la mayoría de los grupos del pop español. Su estilo folk indie es desde luego eficaz y sólido y, para el éxito masivo, sólo le hace falta un poquito más de promoción y algún hit nuevo que guste también al público más adulto y a las niñas bien, aunque no hay prisa para eso; que no nos quiten la frescura, la sencillez y la libertad de sus canciones. Grandes momentos, grandes canciones de un gran grupo que no había visto hasta hoy; la Bienquerida.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Modesto, pero sentido, homenaje a Bob Dylan en el Circulo de Bellas Artes

La azotea del Círculo de Bellas Artes, con la noche cayendo sobre Madrid, sirvió de mágico escenario para el homenaje tributado ayer por un puñado de discípulos y un centenar de incondicionales al gran Bon Dylan. La razón es bien conocida. Por sorprendente que parezca, habida cuenta su juvenil semblante, el poeta de Minnesota cumplió ayer 70 años. La cosa comenzó con un coloquio radiofónico con el escritor Benjamín Prados. Muchas anécdotas y una realidad que subraya su devoción por Zimmerman: su hija pequeña, allí presente, lleva por nombre Dylan. Después, el concierto. Todo en acústico. Abrió Cristina Rosenvinge, muy guapa, ya se sabe, con la interpretación de un tema propio y del clásico Dont´t think twice is alright, cantado en inglés; le siguió Nacho Vegas, muy sobrio, quien interpretó (sopresa) el tema de Leonard Cohen "The stranger" adaptado al español y una versión excelente (digna de ser grabada) de "Simple twist of fate", también en español. A continuación Amaral, con un tema de la pareja y la magnífica versión del "A hard rain is gonna fal" interpretada en español. Recordemos que el tema sirvió de himno zaragozano para la Expo del Agua y que Eva actuó de telonera en la penúltima gira de Bob por España. Enorme gesto, el suyo. Unos minutos después, todos juntos entonaron el tema de Nick Cave (?!) "The dead is not the end". ¿Muy raro, no: felicitar el cumpleaños a un setentón diciendole que la muerte no es el final? El último capítulo de la fiesta lo protagonizó un francés octogenario, bastante entrañable, Hughes Aufray, presunto amigo de Dylan, que interpretó 5 adaptaciones al idioma gabacho de clásicos como Blowing in the wind, The North Counrty Girl, oLike a rolling stone. Entre medias, una bonita explosión de fuegos artificiales visible desde la azotea, de procedencia desconocida (no sé qué verbenas podía haber ayer por Madrid) pero que todos identificamos como un tributo último de la ciudad al genio imperecedero de nuestro eterno trobador errante.
Antonio

lunes, 23 de mayo de 2011

Un sueño de París; Midnight in Paris de Woody Allen


Tenía unas buenas referencias de amigos de los que me puedo fiar en el cine (hay amigos de los que te puedes fiar en el sentido contrario; si les gusta a ellos, tú ya sabes que no debes ir). Al parecer Midnight in Paris era la película que ver este fin de semana. Otra vez acertaba Allen, aunque no estuviera presentando otra Breakpoint.

Paris era una fiesta y de eso trata precisamente la película, ... de Paris (los primeros minutos son elocuentes). Una familia americana acompaña al padre a un viaje de trabajo. El retrato es como siempre hilarante y crítico. El novio de la chica, un escritor de guiones de algún éxito, se enfrenta a su dilema artístico y París explota. La futura suegra repite simplonamente que lo barato, ya se sabe; es barato. Finalmente, un pedante, el novio preferido por la familia, que parece que sabe de todo y que es más valorado por su audiencia cuanto menos sabe ésta.

Es la película de los sueños y ... donde mejor soñar? La nostalgia y la vuelta a un pasado mejor; los años veinte,... la belle epoque,... el quattrocento, quien sabe a donde puedes llegar! de la mano de la guapa Marion Cotillard (Adriana), un hada moderna!

Tantas veces nos hemos planteado los amigos que ya no se hace la música que se hacía en los 60 y los 70, y no hay duda de que ya no existen los Beatles ni Led Zeppelin. La nostalgia como una simple negación de la realidad. Nos acordamos de un pasado en el que ya hemos eliminado los malos recuerdos o pretendemos un futuro en el que sólo nos quedamos con expectativas, sueños y fantasías, porque en este presente siempre se quedaría lo peor.

En esto, nuestro protagonista se da de bruces con la ilusión y, ante ella, sólo cabe vivirla. En fin, una estupenda comedia simpática y optimista, aderezada por la música de Cole Porter, al fin uno de los más grandes músicos del pop; ¿suena raro? pero es que lo es; algún hablaremos de la tradición del pop, que no es la del rock o el soul!

La fascinación de Paris a mi me llegó muy tarde, cuando por razones de trabajo empece a ir cada trimestre a unos Consejos de un Banco allí. La primera vez que fui, estábamos entrando en octubre y me impresionó el color de la luz en la Isla, los cafés y su gente, los grandes paseos y las avenidas de una ciudad hecha para ser la capital del mundo. Esos días me enviaron a una entrevista que se iba a transmitir por televisión sobre un tema que el que me enviaba no conocía ni yo tampoco, por supuesto. Se trataba de explicar el compromiso de los bancos en proyectos de investigación biotecnológica. Como nadie tenía mucha idea de cómo explicar aquello, lo mejor era mandar a alguien que, en su ignorancia y atrevimiento, diera sensación de seguridad. El escenario era redondo y muy amplio, daba vueltas en mitad de una gran sala circular en el que se sentaba un público numeroso. El que me preguntaba era un auténtico presentador de televisión. Sentados muy cómodamente en unos sofás, él preguntaba y sonreía, y yo reía y agradecía mucho las preguntas. Ni él sabía lo que yo decía, ni yo tampoco lo entendía a él (aunque las preguntas me las había dado antes). Seguramente por eso la conversación fue tan fluida y entretenida.

Recuerdo la cena en la antigua casa de Lafallette, el Budha y el constante callejero de esos días: Nos alojamos en el hotel Bristol, que -eso si que es una gran casualidad!- es el mismo en el que se aloja la familia de la película!!

Luego volví muchas veces a lo largo de los siguientes años, de manera que llegó un momento en el que empecé a conocerla algo más y, claro! quererla; entiendo por tanto ¡tan bien! que París pueda ser una ensoñación.

Dejo en este blog una magnífica versión de la gran Ella de una de las canciones estrella de la película, que está en su disco Cole Porter songbook. Let's do it, let's fall in love. Abrazos. Javier