sábado, 17 de octubre de 2009

Simone, Victoria, Christina y Josh Rouse

Simone White, con un impecable traje campestre también blanco, me gusta por la simplicidad de su planteamiento, su falta de pretensiones y su aire tímido. Sonríe cándidamente y se esfuerza en leer en su cuaderno las presentaciones en español de cada canción. Cuando le aplaudimos agradeciendo su gesto nos indica en inglés, como con vergüenza, que por favor paremos. Me gusta Victoria Ann. Luego dedica una canción a su abuela que cantaba y bailaba en un escenario. No tiene atril y al tratar de mover el taburete donde apoya su cuaderno, para cantar una canción en español, se queda con el asiento en la mano.
Victoria Williams, curtida ya en la carretera, -a pesar de haber oído ya unas cuantas de sus canciones, como periwinkle sky, que toca al piano- se me hace menos amable. A sus cincuenta años tiene una larga carrera y ha sido la mujer de Peter Case, entre otras cosas, el lider de The Plimsouls, y Mark Olson, de The Jayjawks, que grabaron la famosa Miss William’s guitar, y con quien continuó hasta 2006 en the original Harmony Ridge creekdippers. Desde 1993 Victoria ha sufrido esclerosis múltiple.
Christina aparece acompañada de percusión, guitarra y violonchelo. Nos cuenta que su abuelo, un industrial danés, en los años 30 rechazó la oferta de un empresario americano de producir una bebida que estaba teniendo bastante aceptación en Europa. Para probar el brebaje, su abuelo se llevó a sus hijas -su madre y sus tías- a las que les pareció un jarabe asqueroso esa bebida que resulto ser… la coca-cola… Christina reconoce que su familia no ha tenido últimamente mucho tino para los negocios... Seguramente en algún sitio a su abuelo le hará gracia saber que precisamente esta noche estaba tocando en el festival Coca-cola.
A continuación canta La distancia adecuada, en la que cuenta que no debió dejar que jugaras con su falda, … que difícil es guardar … la distancia adecuada. Es del disco Tu labio superior de 2008, y una de las que me más me gusta de toda su carrera.

Anuncia una canción nueva. Dice que este verano ha releído a los clásicos: la metamorfosis de Ovidio. Bromea con la importancia de la partícula “re”, que da a entender que es la segunda, tercera, o cuarta vez que los lees. Nuestra ninfa nos cuenta la triste historia de la ninfa Eco, enamorada de Narciso, a la que la diosa Juno le quita lo mejor que tenía, su voz. Sólo puede repetir el final de las frases que oye; se queja de cómo confesar su amor sin voz. Y la desesperación de Narciso, quien eres tú niña loca que te quiero. Me hace gracia esa canción. Me gustan también otras canciones como Eclipse o las Horas, que canta después. Cuando repite el estribillo de una canción Yo no pienso volver al infierno de la vida conyugal, suena a autobiográfico.
Ahora pide a la gente del público que se mire a los ojos. Me gusta también Anoche (El puñal y la memoria): Cuando llego a casa intento recordar si yo clave el puñal o si fui la puñalada… mira mis ojos dime que es lo que ves. Me gusta más como front-girl a la guitarra que en la introspección al piano. La sencillez es el secreto de este concierto.
Josh empieza saludando en español y luego en inglés -bromea con que ahora prefiere aprovechar estos momentos para hablar en ingles porque ya tiene pocas posibilidades de hacerlo-. Viene con piano, guitarras acústicas, contrabajo, mandolina.
Empieza con la buenísima 1972, que abre el disco del mismo nombre y que para mi es el disco que hay que tener de Josh. Anuncia su nuevo disco que saldrá en febrero y se llamará el turísta, aunque la canción que canta de ese disco es en ingles y suena bien. Luego pregunta si queremos cantar, para eso es fácil; no hace falta saber la letra; para pa pa paa, ….es Winter in the hamptons, de 2005.
Canta una en español en la aparece Valencia, una ciudad en la playa, y a continuación Quiet town, del disco Subtitulo de 2006. Entre las últimas mete la magnífica It's the Nighttime (babe…) del Nashville, otro de sus mejores discos, de 2005.
Acaba con la estupenda Love vibration, del 1972; emoción: ese disco me tuvo abducido durante el final de 2003 -una época convulsa de mi vida llena de viajes y de cambios profesionales- y toda la primera parte del 2004. Recuerdo que en esa época regale y tuve que reponer el disco unas cuantas veces.
A la salida me acerco a saludar a Cristina y me hago una foto con ella: conserva todo su sex appeal de musa del pop. Abrazos, Javier

jueves, 15 de octubre de 2009

ABSOLUTAMENTE ESPECTACULAR... I AM YOURS...

RAZA, RITMO, COMPENETRACION... JUZGAD VOSOTROS, UN ABRAZO A TODOS, QUICO

Mark y Nacho, una estupenda velada

Al fin fui capaz de llegar en coche al Joy Eslava, en la calle arenal, pegado a Sol y por tanto un sitio de acceso digamos especial, gracias a los desvelos de nuestros munícipes -preolímpicos in aeternum- y la desinteresada colaboración de todos nosotros. La pista estaba llena de mesitas en un grato ambiente de club. No mucha gente que venía fundamentalmente a ver a Nacho Vegas.
Después de que unos chicos esforzados de aquí (dos guitarras y batería) abrieran fuego con una propuesta que poco tenia que ver con el tema del festival (y se pasearan después por las mesas tratando de vender su CD a cinco euros), apareció Franz Nicolai, teclista de un grupo de algún éxito The Hold Steady, como showman impecable de la época de Charlot. Desde luego tiene tablas pero contar historias humorísticas en inglés y cantar canciones de cabaret con un acordeón o un banjo, no te asegura el éxito lejos de New York.
A continuación Mark Eitzel con su pianista. El antiguo punki se inclina ante el público al entrar y luego al despedirse. Saca su voz y canta a San Francisco. En mi ciudad todo sigue como lo dejé. Luego varias seguidas sobre su chica. Nos cuenta sonriendo cuando llegó tarde a casa por un enorme atasco porque había pasado algo. “Cuando llegué a casa estaba distraída escuchando en sus cascos el disco que yo había compuesto para ella”.
Se le ve feliz a sus cincuenta. Hace una gran versión de Mr. Jones. Debe incluir alguna del nuevo disco Klamath, que no identifico, aunque si nos canta algunas de sus piezas más clásicas tanto en solitario como con su American Music Club. Modula su voz y acerca y aleja el micro. La verdad es que le oímos muy bien sin micro. En una canción Franz se une al pianista, sube con su acordeón y le hace coros a Mark, en el mejor momento de toda la noche.
Nacho Vegas sale con sus acompañantes conocidos, pianista y percusionista. Presenta algunas de canciones del manifiesto desastre y de su primer disco después de Manta Ray, y posiblemente mi preferido, Actos inexplicables , de la que canta lady carrousel, una version de Dylan que me gusta mucho. Aparece también el pobre Ezequiel. El sonido limpio y las letras -ahora no las descubrimos- eficaces. Sobre las once y veinte se va. Si, ha sido una estupenda velada. Javier

miércoles, 14 de octubre de 2009

Solo somos cantautores, pero nos encanta


Hoy y mañana se celebra en Madrid, en el Joy Eslava, el festival I know I’m just a singer-songwriter (but I like it), cuyo nombre se inspira en la famosa canción de los Stones I know its only rock and roll (but I like it). Los participantes son muy conocidos y la única incognita real es si su actuación unplugged será tan brillante como la que cada uno realiza con su propia banda. Hoy desde luego, Mark Eiztzel es quien me interesa más, porque no lo he visto nunca, por su forma de cantar y por que sigo, desde hace muchos años, comprando los discos de su American Music Club.

Luis Aguilé, un mito

Algunas canciones de Luis Aguilé estaban entre las canciones más coreadas de los momentos culminantes, extravagantes y poco ejemplares, de nuestras chuletadas en Sigüenza, donde nos reuníamos una pandilla de golfos –más o menos, apandadores- al mando de nuestro conspirador profesional Miguel.
Nuestra canción preferida era una que decía algo así como “es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar, aparte de eso gracias a Dios, la vida pasa felizamente si hay amor …” que había cantado bastantes años atrás -siempre con alguna corbata increíble-, en un programa top caspa de los setenta. Eramos muy chicos pero recuerdo la estampa. (Ahora que nos horrorizamos de los ochenta, olvidamos esas corbatas de los 70, la mitología en la que reinaba la Carrá, ... oh cielos la irrupción en escena durante décadas de George Dann....)
Tenía otras canciones famosas como “cuando sali de cuba”, pero nos parecían menos tabernarias. Este argentino de origen ha muerto en Madrid este fin de semana. RIP.