viernes, 25 de septiembre de 2009

Cuarenta años después, seguimos en Abbey Road


El pasado 8 de agosto de 2009, se celebró con cierto jaleo el aniversario de la portada del disco Abbey Road. Esa portada fue objeto de historias sugestivas y elucubraciones tan entretenidas como falsas (la verdad suele ser menos divertida que la imaginacion, aunque no siempre), pero no me pareció que mereciera más comentarios. La portada mostraba lo que se creyo un cortejo fúnebre cruzando la calle, y Paul descalzo y, por tanto, muerto, según una opinión que se extendió y ha llegado hasta hoy.

Si nos quedáramos en la portada, legendaria y enigmática sin duda, nos dejaríamos lo esencial; uno de esos discos imprescindibles de los Beatles (al nivel del doble blanco y superándolo en algunos momentos) y de los muy pocos que, de verdad, hay que tener si se pretende tener una idea de la cultura pop y de la música del último siglo.

Hoy, 26 de Septiembre, se cumplen los cuarenta años del disco Abbey Road, que fue el último disco que grabaron, aunque se publicó antes del Let it be, que salió ya en 1970 aunque se había grabado antes.

La grabación del Let it be a principios del 1969, hizo que Paul quisiera que volvieran a ser una banda de rock (“get back”), y repensaran la situación de disolución en la que estaban. Como comentamos en este blog hace un año, la grabación del disco blanco había sido especialmente complicada y, por primera vez, había primado el trabajo de cada uno por separado sobre lo que trabajan juntos como grupo.

Se trataba de volver al trabajo común, superando tantos malos rollos y faltas de entendimiento entre todos. Por fin John estaba de acuerdo. Así se lo dijo a Paul. Como siempre, de algún modo John y Paul se repartieron el protagonismo del disco.
El resultado alcanza la mayor sofisticación técnica de los Beatles y quizás seguramente ofrece su música más perdurable en el tiempo. El disco empieza con el Come Together, con una base rítmica muy novedosa para ellos, que ha sido versionada por muchos grupos, algunos pretendidamente muy rompedores, un montón de veces. El magnífico I Want You (She's So Heavy), es puro rock de John, que se rompe para formar una sola canción de dos distintas (esa manera de componer había tenido su mejor momento en el imprescindible A day in the life, que puede ser mi canción preferida de ellos, si decir eso no fuera una temeridad).

Aparece el sintetizador Moog, que encontramos en el Because, que hoy tiene un papel estelar en el disco Love sobre la música de los Beatles. De Paul, el Maxwell's Silver Hammer, sobre un psicópata, o el Oh! Darling, que seguramente es su canción más difícil de cantar.

Este disco tiene también los momentos más brillantes como compositores de George y Ringo. George, que tiene muchos otros grandes logros, con el famosísimo Something, que es una de esas grandes canciones de amor (habla del bellezon de Patty Boyd, con esos ojos azules imposibles en el rock posterior? la que fue Layla para Eric Clapton algo después) y el Here comes the sun, con tantos parecidos a canciones de otros grupos y lleno de buenos sentimientos orientales. Ringo, del que generosamente podemos decir que es mucho más limitado como compositor, con Octopus's Garden; a veces a todos nos gustara vivir en un jardin de pulpos bajo el mar…

El medley de más de cuarto de hora es lo más arriesgado y también lo mejor del disco. Incluye seguidas piezas tan esenciales como You Never Give Me Your Money, Sun King…, She Came in Through the Bathroom Window (sobre una fan que se coló por ahí), … en fin, termina en The end, con un solo a la bateria de Ringo.

Después de cuarenta años sigue impresionando; los Beatles ya no eran de los sesenta, ni siquiera del pop o del rock; ya no tenían que ser modernos, aunque todos los discos lo fueran en su momento. Ahora ya son clasicos. Ahora que vuelven los sombreros, nos los quitamos. Ahora, un respeto.

Abrazos. Javier

miércoles, 23 de septiembre de 2009

el cumpleaños del Boss


Hoy cumple sesenta tacos Bruce: nadie lo diría por lo que vimos en su gira de este verano por España. Nació en New Jersey el 23 de Septiembre de 1949. Allí decidió hacerse músico y allí a los trece años se compró su primera guitarra. Ahora sigue bastante más vivo que muchos jovenzuelos. Los lectores de estos largos jueves ya saben de nuestra devoción por él. Muchas felicidades, jefe.
Javier