Lo que nos importa es que el Nectanebo le dijo a la reina el momento exacto en el que una gran combinación astrológica haría de su hijo un gran emperador. A pesar de eso, la madre no supo retrasar el momento justo del parto, y tuvo que ser el propio Nectanebo el que la obligo a resistir los dolores y apretó con sus manos las reales partes reales para impedir que saliera el niño hasta el momento justo, en el que los astros estaban todos alineados. Olimpia aguantó y dice el libro que, un momento antes, el niño habría sido un esclavo, y si hubieran esperado más, se hubiera convertido en eunuco.
El Pseudo Calistines escribe la historia unos quinientos años después del nacimiento, y no hay constancia de que se la contara ningún testigo presencial. Es posible que no estuviera completamente informado de todos los detalles, pero eso son minucias ante la veracidad de su relato.
En el campo de batalla, a Filipo le cuentan que ha nacido su hijo, y también que ha ganado otra batalla y que su caballo ha ganado la carrera, y … con tantas buenas noticias, no abandona a Olimpia.
En fin madres, que responsabilidad la vuestra en el parto!