jueves, 2 de junio de 2011

La importancia del momento


Ahora que estamos de cumpleaños varios, que celebran –si hubiera algo que celebrar- lo que ha sido tu vida desde el nacimiento, me acuerdo de algo que leí hace poco escrito por un tal Pseudocalistines, que cuenta el nacimiento de Alejandro Magno, que, al parecer, fue inspirado (¿?) a la reina Olimpia por un mago Nectanebo, que habia salido por piernas de Egipto, donde había sido el último faraón de la dinastía indigena. Una vez cesante, Nectanebo huyo a Macedonia y alcanzó fama de mago. En éstas, la reina lo hacía ginecólogo, mientras Filipo hacía la guerra. Se cuenta que Alejandro era hijo del dios Zeus o … de otro mucho menos divino. Hay leyendas que dicen que como Zeus no se decidía a bajar, Nectanebo se puso la mascara del dios y manos a la obra.

Lo que nos importa es que el Nectanebo le dijo a la reina el momento exacto en el que una gran combinación astrológica haría de su hijo un gran emperador. A pesar de eso, la madre no supo retrasar el momento justo del parto, y tuvo que ser el propio Nectanebo el que la obligo a resistir los dolores y apretó con sus manos las reales partes reales para impedir que saliera el niño hasta el momento justo, en el que los astros estaban todos alineados. Olimpia aguantó y dice el libro que, un momento antes, el niño habría sido un esclavo, y si hubieran esperado más, se hubiera convertido en eunuco.

El Pseudo Calistines escribe la historia unos quinientos años después del nacimiento, y no hay constancia de que se la contara ningún testigo presencial. Es posible que no estuviera completamente informado de todos los detalles, pero eso son minucias ante la veracidad de su relato.

En el campo de batalla, a Filipo le cuentan que ha nacido su hijo, y también que ha ganado otra batalla y que su caballo ha ganado la carrera, y … con tantas buenas noticias, no abandona a Olimpia.

En fin madres, que responsabilidad la vuestra en el parto!