viernes, 22 de mayo de 2009

Lo mejor de nuestra vida, Antonio Vega

Antonio llevaba ya tantos años muriéndose que al final su muerte nos ha pillado de sorpresa. A mi en concreto en Dakar de camino para Gambia. Que se moría hace años que lo sabíamos todos. Nada menos que en 1993, se le hizo un homenaje con “Ese chico triste y solitario", que incluía versiones de sus canciones por Gabinete Caligari, Los Secretos, Rico (el grupo de ese momento de su primo Nacho) Alaska, Rosendo, o los Pistones. Parecía su adiós y definitivo, pero después de eso y a pesar de su evidente decadencia física, fue capaz de seguir muchos años más, haciendo canciones, colaborando con otros músicos y dando multitud de conciertos; los últimos este año en febrero y marzo.
Lo vi por primera vez en el concierto de la Escuela de Arquitectura el 23 de mayo de 1981, un año después, en febrero de 1980, del homenaje a Canito, que había muerto en un desgraciado accidente en la carretera de la Coruña en la nochevieja de 1979.
En el concierto estabamos todos, como quince mil, y tocaban casi todos los que había (Farenheit 451, Alaska y los Pegamoides, Flash Strato, Los Modelos, Tótem, Rubi y los Casinos, que llevaba un memorable top con dos tiras que trataban de vestirla de la que rompio una mientras cantaba lo de su novio en un conjunto beat). Cerraban nada menos que Mamá, Los Secretos y Nacha Pop. Recuerdo que hacia mucho calor y por momentos se levantaba una nube de polvo irrespirable (por cierto esos días se habían difundido noticias de una especie de enfermedad rara que parecía que se daba por el polvo, luego resultó que fue el famoso caso del aceite de colza).
La chica de ayer, canción -himno- que empezaron a decir que iban a dejar de tocar, cerró con algunas de las canciones de su triunfal primer disco; Eres tan triste…. Era un momento único, éramos muy jóvenes y todo cambiaba muy rápido.
De todo ese maremágnum de tantos sueños muy pocos podrían sobrevivir. De los muy pocos, el que mejor lo hizo fue Antonio: era un clásico y sus canciones siguen diciendo lo que decían y haciéndonos sentir lo mismo tantos años después.
Recuerdo al año siguiente su segundo gran disco, Buena disposición, mucho mejor grabado, que tenía cosas como Atrás. El single de Atrás tenía en la cara B otra gran canción que se llamaba el Sueño. Con el mítico sello DRO sacaron Más números, otras letras, con Luz de cruce. Luego el maxi de la gran una décima de segundo, que tenia un a versión al piano con Teo. Con nueva compañía, Dibujos animados, aunque tan bueno como el anterior, se me hizo más pesado.
Recuerdo también sus dos grandes conciertos de 1988 en Jácara Plató, sala que paso a mejor vida, como tantas otras en Madrid, de las que grabaron su disco doble en directo.
Después muchas más como Lucha de gigantes, y luego, ya solo, cosas como El sitio de mi recreo, una inmensa canción.
Por sonido, por concepto, por sus muchas canciones perfectas, por tener una producción bastante regular, Nacha Pop era el grupo más completo de lo que se llamó la movida, de nuestra movida, y Antonio el más capaz de nuestros compositores, con el grupo y después en solitario. Bebían además de los mejores grupos de pop rock y tenían letras redondas que mezclaban la urgencia con la poesía.
Es que Antonio nos ha llenado de canciones la historia cotidiana de nuestra vida. Su primer disco en solitario, No me iré mañana, me volvió a convencer de su grandeza. Habia en él muchas más canciones, como la imprescindible Se dejaba llevar, que sonaba a las drogas que le mataban, y unas cuantas más como Esperando nada o lo mejor de nuestras vida.
Ha muerto diez años después del otro clásico maldito de nuestra movida, Enrique, que también se pasó media vida anunciando su muerte, y en cuyo homenaje (A tu lado) Antonio participó en el 2000. Hay todo un paralelismo entre la vida de los dos, en el limite pero enganchados a la vida, deseando vivir. Con él ha muerto una parte de nosotros, aunque siga a nuestro lado la chica de ayer.
Un abrazo. Javier