jueves, 4 de diciembre de 2008

MADISON VIOLET Haight Ashbury

Aqui están nuestras nuevas amigas Brenley y Lisa.
Un dia habrá que hablar largo y tendido de Canadá. Cuanto tiempo hace que los reyes magos me trajeron un uniforme de la policia montada!! que fue la única referencia en mi infancia que tuve del Canadá (entonces le llamabamos "El Canada y no sólo Canadá") hasta lo del fletán, que era un pez que resulta que lo comíamos sin saberlo y nos gustaba!!
http://www.youtube.com/watch?v=Z6UvXpeLfSM

Ron Sexsmith en el Sol




Después de todo un martes dia 2 de diciembre con dolor de cabeza y sensación de hartazgo (seguro que tengo otra palabra más expresiva para decirlo, pero vamos a dejarlo así) a las nueve llegué a casa y, una vez duchado y tomada la dosis recomendada de ibuprofeno, me encaminé a la sala el Sol. Al lado han puesto el típico bar de montaditos y allí quedé con amigo Pablo a las diez (el mismo con el que hable hace muchos años de Ron, después de un concierto de JM Granados en Clamores). No había problemas para encontrar entradas y, como otras veces, no siempre, a Pablo lo encontré al final del concierto.

A las diez y media en punto (los del Sol se han reformado; ahora no tienes que estar de marcha hasta las tres para ir a un concierto allí) salieron dos chicas con sus acústicas y su violin, que cantaban bien y estaban mejor, que contaron que han sacado dos cds que luego ellas mismas vendían en el puesto que tenían montado (luego me acerque pero no me compre ninguno). Nos dijeron que les diéramos nuestro correo electrónico y nos mandarían noticias y fotos. Seis canciones de folk canadiense por estas dos que se llaman Madison Violet. Llevaban de gira como dos meses y venían a España para por fin poder quitarse el abrigo y les sorprendió el frío de Madrid (algo así me pasó a mí la primera vez que fui en invierno a Bogotá, con un polo y una camiseta, existe el frio en -la caribeña, para mí hasta entonces- Bogotá).

A las once y cuarto salió Ron que tocó una hora y cuarto. Traía su acústica y un piano (bromeó sobre lo bueno o no tanto que era) y su bajista. Algo retraído al principio, poco a poco fue integrándose en el público, bromeando y hasta atendiendo alguna petición. Empezó tocando una de sus antiguas y famosas canciones There is a rhythm, en el que menciona a un batería y pensé que era una pena que no lo hubiera traido (luego se lo perdoné; es la crisis).
En fin, lo mejor de él es su voz y sus canciones. De eso tuvimos mucho y muy bueno el martes por la noche. Haciendo un poco de memoria, tocó como cinco canciones del estupendo nuevo disco Exit Strategy of the Soul (Brandy Alexander y otras) del que él mismo dijo que en la grabación había tenido una orquesta detrás –en la Habana- y que echaba en falta los vientos. Tocó el From now on, Tell me again del Blue boy, God loves ever y, con el piano, el Gold in them hills, esas dos del famoso Cobblestone Runaway. Del Retriever, Tomorrow in her eyes y For the driver. Never give up del Time being. Una vieja canción Strawberry blonde, que presentó hablando de cuando él era un chaval y sobre la chica de la que habla la canción.
Hablamos de Ron hace no mucho en este blog. Es una referencia obligada, al menos para los fieles –público gourmet- que nos congregamos allí. Pablo, Mari, una chica de Mallorca que lo verá este fin de semana y que prometió meterse en el blog (espero que nos hagas la crónica del concierto allí de este fin de semana), Carolina y muchas caras conocidas. Una buena noche para celebrar mi santo, el dia 3.
Abrazos. Javier

lunes, 1 de diciembre de 2008

El espíritu de los Jayhawks sigue vivo. Luoris&Olson en Madrid.

Debo empezar por confesar que descubrí a los Jayhawks hace apenas 3 años cuando mi hermano pequeño -qué deshonor- me regaló el "Hollywood Town Hall". Poco después adquirí, ya por propia iniciativa, ese monumento a la música imperecedera que es "Tomorrow the Green Grass" y desde entonces mi pasión por el grupo no ha dejado de crecer. No tuve que lamentar, por tanto, el trauma del abandono de Mark Olson, cuando decidió retirarse al desierto con su novia, la también cantante Victoria Williams. Para el tiempo en que me aficioné al grupo, el tal Olson había recuperado la cordura -esto es, se había separado- y había parido uno de esos discos -"The Salvation Blues"- que redime la carrera de cualquiera por maltrecha que se encuentre. Tampoco Gary Louris se había quedado parado: su album "Vagabound" todavía destilaba la vieja savia del mítico grupo. Pero, claro, se echaba en falta la magia de esas armonías celestiales que constituyen las señas de identidad de la pareja Olson&Louris. El concierto en Madrid el sábado pasado fue la mejor prueba al respecto y el Galileo Galilei el mejor escenario posible.

Con un lleno absoluto -agotadas las localidades- Olson & Louris comparecieron para presentar su nuevo album como pareja: "Ready for the flood". No necesitaron para ello más que dos guitarras acústicas -las mismas, todo el concierto- y el solo acompañamiento de una mujeruca de armas tomar que ejerció -con un bombo entre las piernas- de sección rítmica. Casi dos horas de concierto y ninguna canción mediocre, ningún tema de más. Del nuevo disco sonaron entre otras "Bicycle", "When the wind comes up" o "Black eyes": no desmerecen el repertorio, lo enriquecen. Pero el entusiasmo se desató entre el público al arrullo de las viejas melodías: "Waiting for the sun", "Two angels", "Over my shoulder" o "Sister Cry". Hasta el propio Louris se sorprendió de la reacción del auditorio: al comienzo de "Bad times" un coro de voces -"I'm in love with the girl I'm talking about... ..."- se levantó hasta acallar la suya. Para cuando llegó la guinda final -"Blue"- era imposible pedir más.

Cuesta creer la cantidad de buenos grupos y buenas canciones que ha dado esa irrepetible generación/círculo de cantautores norteamericanos: Uncle Tupelo, The Jayhawks, Wilco, Golden Smog, el gran Jeff Twedy. Audiciones complementarias que me permito recomendar: la edición acústica del "Vagabound" de Louris (se puede encontrar en las habituales tiendas de culto") y el recopilatorio "Stay Golden, Smog", un album redondo. Lo dicho: el espíritu de los Jayhawks sigue vivo y sobrevoló por un par de horas en la madrileña sala Galileo Galilei. God bess America!

Antonio