jueves, 25 de agosto de 2011

I'm old fashioned -Ella Fitzgerald [ Maria Eugenia illustrations ]


Una noche de pistachos, caidas, y Ella Fitzgerald que no está pasada de moda!

Nunca duermo mucho antes de viajar. Las vísperas son siempre impacientes; lo transitorio para mi es como los anuncios entre los programas, algo seguramente tan necesario como exasperante. Lo mejor de la noche de antes de un viaje es cuando todo está por concretar; a quien veré, con quien voy a quedar o que planes finalmente hare o saldrán. Esta vez sólo esta claro que voy a un acto mañana por la mañana. En general, los viajes previsibles o de trabajo suelen ponerme en un estado de menor excitación; hay poco margen al misterio! Pero éstos apenas preparados dejan un campo amplio a la improvisación y por tanto a la imaginación. Entretanto, la noche esta más oscura que de costumbre y en el patio andaluz de la casa de mis padres, presidido por un mosaico de la Virgen de Rocio en la pared y en el que se reparten el territorio un mandarinero y un melocotonero que en esta época empieza a actuar como bombardero y nos entretiene mucho con sus bombardeos ocasionales de melocotones duros, mejor si es sobre las visitas, que ni lo sueñan. Estas noches, si se alargan, suelen incluir algun impulso hambrento de buscar algo para picar, en bolsas de pistachos o de otros frutos secos, cuya ingesta indiscriminada a estas horas, seguramente convierte en ineficaces mis esfuerzos por mantener el tipo en el gimnasio o en la mesa. Son ya mucho más de las dos cuando consigo una bolsa que, sin el menor rubor, se autodenomina cocktail de frutos secos. Me animo mucho; en la cocina tiene pinta de contener lo mejor de lo mejor; la selección definitiva del picoteo contumaz e inconsciente. En el patio, la mezcla en la oscuridad hace que confundas los que tienen cascara dura capaz de dejarte sin dientes, de los que no la tienen, y a fe mía que tal confusión dista de ser neutral o inocua! Mis muelas rencorosas pronto se resienten mordiendo el pistacho que parecía avellana.
Son ya las tres de la mañana y no hay noticias de mi hijo Javi que, con sus primos, iba a llegar a las dos. En esto suenan sus voces y me acerco a ver. Javi se ha caído por una escalera de bajada de la playa mientras charlaba con una lugareña y se ha dado un golpetazo en la cabeza. Le han puesto hielo los del botellón(alguna cosa buena tenía que tener esa afición) y ha pasado tumbado en la acera como diez minutos. Llega algo conmocionado y con cara de cansancio.
Luego por fin me entero de que el golpe fue en la cabeza pero encima de la ceja, que no ha sangrado apenas y que no ha llegado a perder el conocimiento y me empiezo a tranquilizar. Hace tres años, cuando volvi solo a Madrid, estuve a punto de no contarlo después de un golpe que me abrió la cabeza por encima de la nuca y que exigió dos médicos poniéndome un puñado de puntos para parar la hemorragia. Menos mal que había venido mi amigo Manuel a ayudarme a controlar la inundación del sótano y, ya que estaba, me salvo la vida. En fin, pienso en cuantas veces tengo que pedir perdón y decir lo siento, incluso cuando no lo sienta tanto, y lo importante de contestar "no tiene importancia", aunque uno no acabe de estar seguro de que no la tenga. Mientras, muerdo otra avellana falsa que a punto esta de llevarse un diente en el envite.
Meter pistachos en un cocktail de frutos secos hace desconfiar de todo el paquete como cuando los bancos de inversión metían los famosos bonos tóxicos enter productos que no eran malos. Hace ya tiempo que empezamos a hablar de las subprimes y no sabíamos si tenían algo que ver con las Supremes. Lamentablemente descubrimos pronto que no y hubo mucho más dolor que música. Y cuando parecía que todo estaba empezando a cambiar y a mejorar cada poco volvemos a la desconfianza y al principio, o peor. Y eso que ahora ya nadie se pregunta la letra que describe la crisis; de U, de V, de W o peor, de X, o quizás de una L con una barra horizontal muy, muy largo, tan largo!
En la radio escucho a la gran Ella Fitzgerald cantando I am old fashioned. Si, es verdad, estoy pasado de moda: I know Im old fashioned, but I don't mind it. That's how I want to be as long as you agree too stay old fashioned with me. No estas pasada de moda, aunque como dice Ella, no me importa estar pasado de moda, si quieres quedarte pasada de moda conmigo!
Simple y eficaz pieza que estas horas de la mañana me devuelve la sonrisa y me recuerda que ya queda poco para levantarse. Y que para levantarse hay que estar previamente acostado. Abrazos, Javier