jueves, 2 de octubre de 2008

Michel Stipe: “sois de puta madre”

Después de algunos días (¿meses?) de agobio y de otro día absurdamente ajetreado, agradeces mucho que alguien te diga que eres de puta madre. Si el que te lo dice es nada menos que Michael Stipe, en mitad de un concierto memorable, pues mucho mejor. Llegamos cuando estaban tocando sus ultimas canciones We are the scientists, que no defraudaron. Me parecieron potentes, interesantes y canadienses. Bueno, en realidad no sólo me parecieron canadienses, es que lo son. Volvieron a salir en el final del bis y además volverán muy pronto a España, y esta vez habrá que prestarles más atención. Sí brothers & sisters, pueden ser uno de esos descubrimientos del año.
Después de una media hora aparecieron los REM. No era la primera vez que los vemos; han venido por aquí al menos tres o cuatro veces. Sus conciertos siempre me parecen redondos, aunque a veces la excelencia depende del set list y de que se empeñen en tocar muchas canciones del disco, brillante o no, que estén presentando, lo que normalmente no es el caso: tampoco lo fue ayer. Está vez tanto la puesta en escena, con las pantallas rectangulares que se entrecruzaban, como el sonido – especialmente el sonido- fueron extraordinarios.
Me parece que fue Rafa Abitbol el primero que puso el primer single de los REM (Rapid Eye Movement) Radio Free Europe, producido por el imprescindible Mitch Easter (si no lo conoces, ya estas tardando mucho en oir Let's Active). Recuerdo que en el 83 mi padre me trajo de Londres el Murmur - ya se que lo tenéis todos. Bueno, de las cosas que le pedíamos a mi padre, y que, lo más admirable, él nos traía de Londres, algún día tendré que hablar; zapatos de tiendas alternativas, tinte para el pelo, discos, posters, y yo que se. Luego apareció el Reckoning del 84, tenía tres o cuatro grandes canciones; el So. Central Rain, ¡qué canción más bonita para tocarla a la guitarra! mi preferida de REM, o dont want go go to Rockville, que no tocaron ayer y la verdad es que la eche en falta. El concierto empezó bien, con un gran sonido, y canciones como What´s the Frequency, Kenneth?, del Monster, que fue la segunda, el superconocido Drive, del Automatic for the people, o el Imitation of life, pero luego, poco a poco pareció diluirse. Tocaron algunas canciones del Accelerator, el último disco, que es de lo mejor que han hecho en los últimos diez años, pero aunque impecables fuimos perdiendo parte del entusiasmo inicial. De pronto, la última hora y pico se volvió excepcional, con enormes canciones como The one I love, Orange Crush, el bad days, magnífica. El bis, después del mensaje de las pantallas -¿Queréis más? Gritos y aplausos- empezó con quizás la mejor canción del Accelerator, el Supernatural Superserious, y a partir de ella, el losing my religión, que por famosa y conocida, no es menos buena, el Accelerator, el it’s the end of the world as we now (and I feel fine), infalible como siempre y que tiene la ventaja de que todo el estribillo está en el título, que cantaron también We are the scientists, y el man of the moon, ¡¡quiero tocar el bajo en esa canción!!, en fin, saltos y alegria. Agradecimientos a todo el mundo, a los teloneros, a los técnicos, y recuerdo a Amnistía internacional. Algo de caña contra la política de los USA.
No quiero que se me olvide que ayer, como siempre, tocó en la formación Scout McCaughey; todo el mundo ya conoce, o debería conocer, a The Young Fresh Fellows –que buen concierto en Madrid hace años-y, oh cielos!, The Minus 5, de Seattle (ahora habrás dicho: como Nirvana,… pues no, Nirvana eran de cerca, de Aberdeen, pero del mismo, del mismo Seattle no eran!). REM, desde la salida del pobre Bill Berry en 1998, ha tenido muchas incorporaciones de lujo, como Scott o como el mismo Ken Stringfellow (la semana que viene toca en Madrid The Posies, power pop esencial; no quisiera ofender a los lectores de este blog hablando de las maravillas del Frosting on the Beater de 1993). En fin, Stipe cantó como sabe, bailó lo que para todos los demás sería un baile ridículo pero que a él le sale bien y, cáspita!, citó a su amigo Miguel Bose. Nosotros volvimos felices; hasta la siguiente.