Me gusta la que abre el disco (TC and honey bear), con su entrada de la guitarra y la voz, con la forma personal de cantar de John, que se va llenando de coros encantados y fantasiosos de pelicula de ciencia ficción, quizas de serie B, flautas y paisajes sinfónicos de finales de los sesenta ingleses. El pianito de I wanna go to Marz, y la construcción armoniosa de la canción y los coros que se desenvuelven de forma sorprendente y encantadora.
Se trata de un buen disco que contiene también otras canciones en las que esa melancolía da paso a cierta sensación de paseo campestre en un bosque que anuncia una primavera reparadora. En fin, el invierno emocional pasará. Abrazos