viernes, 4 de septiembre de 2009

Ukelele para la vuelta, desde Borneo


Este fin de verano me tiene cogido Bitter Heart, una canción de Zee Avi, que si lo prefieres la puedes llamar también KokoKaina, aunque parece nombre de fármaco contra la gripe A. Desde luego, creo que me estoy volviendo sensible. Y eso que también estoy dedicándome a mis, ahora menos furiosos, Dinosaur JR, que han sacado un rotundo disco de rock (Farm).
Música obtimista y sencilla que sirve para contar algo de un desengaño amoroso. Mientras los rayos del sol se van apagando, llevo ya dos horas esperándote, la cena se te va a quedar fria y, cuando llegues me volverás a dar la misma razón que ayer. Bitter Heart … for me.
Esa canción abre el primer disco de Zee Avi, una chica de veintipocos años que canta con su guitarra, que nació en Borneo y de allí se fue a Kuala Lumpur. Parece que tocó allí y como algunos amigos se habían perdido su actuación, colgó su video en you tube y así comenzó a ser conocida.
Canta bien, tiene gusto y quizás el mayor secreto es su simplicidad (estoy harto de gente solemne que quiere arreglar algún mundo). Todavía me queda moreno (luego el negro ira pasando dentro; en realidad no se va, se nos mete dentro) y de estos días me ha quedado una ficticia sensación de libertad, que me hace dura la vuelta a la realidad, en Madrid, una ciudad destruida por las máquinas, como en un comic de Mad Max. Venga, cántame algo mientras me cambio.
El resto del disco también está bien. Poppy, Monte, la adictiva You and me; vaya! toca el ukelele (ok, toca el ukelele muchísimo mejor que Marilin, aunque las diferencias entre ellas dos no se limitan a la técnica musical). Sorprendente e inesperada, su versión de Morrisey, first of the gang to die. En fin, ha estado este verano de gira por los States y merece la pena tenerla en cuenta para estos dias de desidia y pereza. Amable, sencilla, algo jazzy, magnífica para mis pies doloridos. Abrazos.

martes, 1 de septiembre de 2009

Santiago

Al dia siguiente vamos -en autobus, casi no podemos caminar- a por la compostela. A las diez ya hay una cola larguísima llena de europeos -muchos italianos y alemanes-. Dejo allí mi mochila, que ya recogeré a las siete y media. Abrazo al santo; ya me ves otra vez por aquí. Vuelvo todos los años, aunque no se si notas algún beneficio visible. Vaya! de algo, seguro que me sirve. Rezo en su tumba (la mayoría de los que bajan van con cierta mentalidad de atracción de Disney) y salgo a darme algún homenaje, de vierias, rodaballo y tarta de santiago.
Vuelvo a la catedral, tenemos misa del peregrino con botafumeiro; de hecho como peregrino iba a leer yo en la misa pero, en el último minuto, una monja decide que lea uno de los que ha pagado el incienso; normal.
Me tumbo en la plaza y miro la fachada y, de cuando en cuando, a la gente. En el aeropuerto, Ryan Air retrasa el avión, que ya salía tarde, como cuarenta minutos y por gentileza de esa compañia conozco a Teresa y Emilio una pareja de chileno y argentina, que viven en Madrid, con la que paso la espera. Nos damos correos y promesas de noticias en Septiembre. Llego a casa a las dos menos cuarto. Suficiente: nos vamos a Cadiz a las seis y media de la mañana. Abrazos.
PD Ahora si hay que hablar de música, ha habido bastante después. Por cierto, me vendaron el pie derecho y una ATS (Izaskun) de Cadiz me hizo curas varios días y no me he vuelto a poner unos zapatos cerrados en todo agosto.