sábado, 24 de diciembre de 2011

Volvemos por Navidad

En fin, ahora si, después de un verano que casi no terminó de acabarse, ha llegado esta Navidad atípica, al final de un año que seria más atípico todavía, si alguien supiera qué es lo típico, a estas alturas. Una Navidad que, de pronto y con este sol, parece más propia de Chile, con los veintitantos de Santiago de hace solo unos días. Una Navidad de ilusión, para un país que tanto la necesita.

Se cierra un año en el crucé una década, en el que los de Seattle dimos nuestros mejores conciertos en Cats, Montepinar y el club 74, con el Barre. En el que, ahora que no puede trabajar casi nadie, trabajamos más que nunca. Fue el año en el que estuvimos dando tumbos por Italia por un santo, en la primavera toscana. El de los colores del Bierzo y la Rioja, y de mucho vino, también chileno, y de coleccionar corchos (si hubiera empezado en su momento ya tendría la casa entera acorchada, aunque este ritmo de cirrosis no tardaremos tanto).

Un año lleno de bailes y viajes, en el que Inma me ha demostrado tanto, tan poco merecido, en muchos momentos y especialmente en la fiesta que me dedicó; el año en el que hemos disfrutado tanto todos juntos! El año de subir a la Mira, y afortunadamente renunciar al Almanzor, desde el circo de Gredos, con Gustavo, montañero incansable y también … Marilyn. Lleno de montañas y de ibones en los Pirineos. El de mirar las estrellas durmiendo al raso en Gredos o en los anocheceres del desierto. Un año de nuevos amigos y, sobre todo, de querer un poco más a los de siempre. Para mi el año de volver una y otra vez al camino vasco de Santiago, interrumpido a cada momento por sidrerías y comilonas organizadas con el único fin de hacerme imposible este año llegar a Santiago. Esta vez al Santiago que he llegado, ha sido el de Chile. El año de volver a ser feliz con Lilo y Trini, en el verano chileno y bajo el embrujo de Atacama.

A los reyes magos, -que para mi, más bien deben ser reinas magas, aunque solo sea porque no veo a tres tíos envolviendo tantos regalos, y porque la magia fue siempre de ellas-, habrá que pedirles esta vez un año un poco más redondo para todos y que sepamos ser un poco más felices, y tengamos ojos para pararnos un poco más, just a little, little longer, como la canción, y admirarnos otra vez.

En fin, feliz Navidad!