sábado, 31 de diciembre de 2011

Microbios y mosquitas muertas, y feliz 2012!

Hace años, en la selva de Venezuela, así como pasado el Orinoco a la izquierda, en Canaima y alrededores, Inma recibió el ataque de los zancudos (mosquitos bombarderos de aspecto feroz, sonido inquietante y temibles efectos) y desde luego aunque no solo en Canaima, de los moscones. En una de sus piernas, llegue a contar más de sesenta picaduras; en otras perdí la cuenta. Posiblemente si la hubiera enviado a Houston hubiera iniciado una carrera triunfal como cobaya humana, aunque finalmente optó por la maternidad, actividad desaconsejada para este tipo de trabajos.

Volvía yo feliz de las caminatas selváticas, libre de picaduras, aunque con algo de mala conciencia…, ya fuera porque siempre que la encuentro, la tengo mejorable, o ya por eso de que Inma me sirviera de escudo humano. Aunque la verdad que cualquier insecto o bicho lógicamente prefería una joven rubia de ojos verdes, delgada y turgente a un… a mi, vamos!

Ahora, tantos años después, resulta que yo no era despreciado por los parásitos por mi aspecto o mi olor. Estudiosos de una Universidad internacional, esta vez europea, que no se cual es, ni me importa tanto, han concluido que son las bacterias en la piel, su pinta y su diversidad (al parecer hay varias), las que atraen los bichos. Las insectas (insectos hembras) huelen los microbios y ahí donde encuentran, pican. Otra cosa que queda por fin demostrada es que los microbios huelen, o que las hembras huelen a los microbios. En la experiencia parece claro que los bichos –sea cual sea su especie- prefieren morderlas a ellas. No hay duda; estas alimañas hembras descubren microbios en otras hembras, ya sea porque prefieren oler a sus congéneres, ya sea porque a las mujeres les huelen más los microbios, o porque nosotros tenemos menos, no nos huelen tanto los gérmenes, o su olor queda velado enmascarado por otros olores, de pies u otros elementos.

Estos investigadores han descubierto que las personas con más bacterias por centímetro cuadrado atraen más a los bichos, aunque parece que algunas bacterias tienen un olor que confunde a los mosquitos y les despistan. Hay unos estafilococos que en cambio parece que les encantan a las mosquitas (ya decía mi abuela: ríete tu de las mosquitas muertas!). Y luego están las colonias y perfumes que se ponen en abundancia y que atraen igualmente. Total que se recomienda no ponerse colonia y, si se puede, cambiarse los microbios de la piel, lo que a simple vista, me parece más complicado.

Luego al final uno se entera que todo esto fue por un estudio a cuarenta y ocho tios que no podian ni ducharse … y llevaban calcetines Abanderado de nylon; así a cualquiera le huelen hasta los microbios! Tampoco podían ni beber alcohol ni comer ajo, cebolla o bebidas picantes, para que solo olieran a bacteria!! Que cantidad de colgados hay por el mundo… hay gente pa tó.

En conclusión, ante el final de año este enigma queda por fin resuelto; es verdad que había otros más acuciantes (¿adonde van los calcetines sueltos?) pero, de pequeñísimos pasos como el de hoy, la civilización ha llegado a donde está, sea donde sea.

Un abrazo: Feliz 2012! Javier


sábado, 24 de diciembre de 2011

Volvemos por Navidad

En fin, ahora si, después de un verano que casi no terminó de acabarse, ha llegado esta Navidad atípica, al final de un año que seria más atípico todavía, si alguien supiera qué es lo típico, a estas alturas. Una Navidad que, de pronto y con este sol, parece más propia de Chile, con los veintitantos de Santiago de hace solo unos días. Una Navidad de ilusión, para un país que tanto la necesita.

Se cierra un año en el crucé una década, en el que los de Seattle dimos nuestros mejores conciertos en Cats, Montepinar y el club 74, con el Barre. En el que, ahora que no puede trabajar casi nadie, trabajamos más que nunca. Fue el año en el que estuvimos dando tumbos por Italia por un santo, en la primavera toscana. El de los colores del Bierzo y la Rioja, y de mucho vino, también chileno, y de coleccionar corchos (si hubiera empezado en su momento ya tendría la casa entera acorchada, aunque este ritmo de cirrosis no tardaremos tanto).

Un año lleno de bailes y viajes, en el que Inma me ha demostrado tanto, tan poco merecido, en muchos momentos y especialmente en la fiesta que me dedicó; el año en el que hemos disfrutado tanto todos juntos! El año de subir a la Mira, y afortunadamente renunciar al Almanzor, desde el circo de Gredos, con Gustavo, montañero incansable y también … Marilyn. Lleno de montañas y de ibones en los Pirineos. El de mirar las estrellas durmiendo al raso en Gredos o en los anocheceres del desierto. Un año de nuevos amigos y, sobre todo, de querer un poco más a los de siempre. Para mi el año de volver una y otra vez al camino vasco de Santiago, interrumpido a cada momento por sidrerías y comilonas organizadas con el único fin de hacerme imposible este año llegar a Santiago. Esta vez al Santiago que he llegado, ha sido el de Chile. El año de volver a ser feliz con Lilo y Trini, en el verano chileno y bajo el embrujo de Atacama.

A los reyes magos, -que para mi, más bien deben ser reinas magas, aunque solo sea porque no veo a tres tíos envolviendo tantos regalos, y porque la magia fue siempre de ellas-, habrá que pedirles esta vez un año un poco más redondo para todos y que sepamos ser un poco más felices, y tengamos ojos para pararnos un poco más, just a little, little longer, como la canción, y admirarnos otra vez.

En fin, feliz Navidad!

martes, 25 de octubre de 2011

Camino a Barna

Hoy, mientras contestaba una llamada del regulador en el manos libres del coche, se me pasado la salida de la M30 a Atocha y he salido en la carretera de Valencia, unos cuantos kilometros y minutos después. He dado la vuelta y al fin de llegado a la puerta de Atocha y me he metido en un parking que de pronto ha puesto el mensaje de cerrado y allí me ha tenido un buen rato, mientras el de la puerta me decía que los demás parkings estaban llenos también. He perdido el Ave, y veinte minutos después de esperar, me han mandado a un parking VIP muy recomendado por los curritos de la puerta del parking –que me decían que no había otros sitios en varias millas a la redonda- y que pretendían cobrarme 38 euros por dejar el coche unas horas, porque al parecer mi billete no era de club. Por fin ha venido un encargado y he podido aparcar, cuarenta minutos después de llegar. He pedido otro billete (no se que pasaba con la pestaña del programa que no me han podido hacer el descuento habitual: vaya con las pestañas! Con lo que a mi me gustaban!) y por fin una hora después voy confortablemente camino de Barcelona.

Al meterme en el Ave resulta que todo el vagon va a Zaragoza y que yo tengo que esperar a pasar por ahí para que me den algo (bueno me dan un periódico; no todo son desplantes). Después de ver pasar por mi lado, aperitivo, desayuno cafes y copas, para todos los demás pasajeros, pido por caridad un vaso de agua y… si pudiera ser unos frutos secos: la azafata se apiada de mi y me lo trae. Me dice que me dará de comer después (yo la verdad es que voy a una comida y a una reunión en Barcelona) y me promete un festín, pasado Zaragoza.
Este viernes Seattle con Agus tocamos en Club 74, que no es más que el antiguo y predemocrático Cleofas de la calle Goya a la altura de Colon, con otro nombre y las mismas lámparas, luces, estalactitas de critales y espejos, mesas bajas y sillones y una pista de baile inmensa que hace de escenario. Por allí ha pasado desde Moncho Borrajo o Tip y Col, a Norma Dual… y ahora nosotros.
Posiblemente la vez que mejor hemos sonado, desde luego una de las veces con mas público (unos 350) y con muchos amigos míos que no habían visto nunca. El local, con su pinta de boite de las peliculas de los primeros 70s ayuda por que lo que en su momento era rancio, ahora es hasta cool. Mi club de fans como siempre estuvo a alto nivel.
Esto es lo que hay; noches de Opas y copas. Uno descubre que lo de la crisis del rating ha hecho que todo el mundo aprenda algo de ingles (por lo menos una palabra) y un poquito de cultura financiera (ya sabemos que la deuda soberana no es la del brandy , ni tampoco la de la reina,… aunque más nos valdría!).
El sábado por la mañana safari, rapaces espectaculares y animales en libertad que fuimos a ver a media mañana y al caer la tarde (esa última fue fascinante). En la gruta de los cocodrilos concluí que los caimanes estaban disecados (se morían, los disecaban y se ahorraban una pasta) porque no se movía ninguno; al rato algunos de los visitantes defendian con ardor y gran convencimiento mi tesis, ... hasta que empezaron a moverse. Algo así me ocurrió cuando en un concierto de Shakira en el Rock and Rio de hace unos años,... aseguré que era calva!!


En fin, nos quedan las canciones; la melodía y las guitarras limpias del gran Heart of Gold del State o f Confusion de The Kings (ya en los ochenta pero no por eso peores) . Acabo de parar en Zaragoza; vuelven las esperanzas! Abrazos

martes, 11 de octubre de 2011

Recuerdos

Estas noches de verano en octubre tan inesperadas como sugerentes!
Llego a casa después de una larga cena con unos cuantos amigos en la sierra, y siento cierta nostalgia mientras escucho en el coche un disco que un amigo me ha grabado y que pretende recoger la banda sonora de tantos años de amistad, o de lo que sea que ahora tengamos. Mientras suena Cheap Trick, The Knack o Foreigner me doy cuenta de la pendiente del tiempo, que ahora se hace mas urgente, y me siento tan cansado... Después de unos días de trabajo más que intenso, lleno de noche y de días sin pausa ni treguas, noto esa desazón que en la que estar satisfecho por los resultados no termina de colmar una cierta tristeza de fondo que nada tiene que ver con el éxito.
La primera vez que pensé en que quizás lo mejor fuera morirse, tenia unos veinticuatro años, llevaba dos años y pico (acabe la carrera en cuatro) preparando abogado del estado y había suspendido en el cuarto ejercicio. Por alguna razón mi padre conducía a una velocidad inusitada y con un cabreo monumental -que nada tenía que ver conmigo- y yo advertía un riesgo nada hipotético sentado a su lado por una carretera poco fiable. Paró, se enfrió un poco y una cierta calma tensa presidió el resto del viaje. Ese verano mientras íbamos en un avión a Londres a pasar el mes de agosto y en mitad de unas turbulencias nada tranquilizadoras valoré lo poco que valía mi vida de estudiante con tan poco presente como posiblemente tanto futuro. En ese avión me centré en ese pobre presente y concluí lo poco que tendría que preocuparme si al final nos estrellábamos.
A la vuelta a Madrid, ya acabando el verano, en el pantano de San juan y después de un aperitivo monumental tuve un corte de digestión en mitad del lago. Me había quedado solo y a muy duras penas llegue a volver a la orilla. Esta vez sentí que apenas podía moverme y a base de hacerme el muerto no llegué a morirme.
Mucho después, en un mes de febrero de otro año, volviendo a casa en una noche de lluvia torrencial y viento, me cayo en el hombro un trozo de un ladrillo por la calle Raimundo Fernandez Villaverde, que se rompió al caer al suelo. Cogí un trozo grandecito y durante años lo guardé como una especie de talismán o recordatorio. Seguramente no lo hubiera contado si el cielo hubiera querido tener algo mas de puntería.
Después en varias ocasiones me he dado cuenta de que no me he matado pero he estado en riesgo. Sin duda la mayor fue un día en que el grapo puso una bomba debajo de mi despacho en la Bolsa, en Septiembre de 1990, en el ascensor que iba a coger yo a las 12 para una reunión sobre crédito al mercado. Un amigo mío de la Bolsa de Bilbao me llamo cuando estaba ya saliendo y me retrasó un minuto para decirme que me enviaba su invitación a su boda, para que luego nos quejemos de las bodas!. En ese momento explotó la bomba entre los ascensores que de haberme cogido hubiera sido también un pase definitivo al otro mundo. Esta vez exploto todo a mi alrededor, ventanas, puertas, armarios... pero no yo. Salí a ciegas, bajando como pude desde la cuarta planta por unas escaleras derruidas y tanteando entre la humareda y el polvo. Fui a una cabina a llamar a mi madre para decirle que había pasado toda la mañana fuera de la Bolsa y que no sabía si comería en casa (tratar de contarle el atentado hubiera sido contraproducente). Mientras, Antena 3 radio informaba de la bomba en la asesoría jurídica de la Bolsa y al oírlo, alguna compañera amiga rompía a llorar desconsolada.

Hace poco en una inundación en mi casa, solo y recién llegado de Cadiz, resbale y me abrí la cabeza. Menos mal que mi amigo Manu, con quien había quedado a cenar, había venido a casa a ayudarme y de paso salvarme la vida. Me levantó del suelo conmocionado. Sangrando a chorros y envuelto en toallas me llevo a urgencias, donde dos médicos me llenaron de puntos para cortar una hemorragia contumaz y respondona. Un buen rato después, les dije " lo peor es que estoy de rodriguez", a lo que me contestaron "y con la cantidad de planes que hay estando de rodriguez, no se le ha ocurrido otra cosa que partirse la crisma?"

En el 2010 con un montón de amigos en Asturias me resbalé y no me mate al caer en una poza desde varios metros y terminar dando con la espada en una roca. Después de la alarma general resultó que estuve varios días convaleciente pero pude contarlo.

En fin, parece que a pesar de todo, esto sigue. Abrazos Javier

sábado, 24 de septiembre de 2011

REM se separan

Desde su primer disco fueron la gran esperanza del rock mundial. Frente al pop más o menos ñoño que triunfaba, un grupo de universitarios comprometidos eran el futuro que aparecoa en las radios universitarias de Athens. melodías y guitarras; Radio Free Europe en el imprescindible Murmur. Los primeros ochenta eran una epoca de confusión. Pocas verdades absolutas; quizás Husker Du y Rem. Y la confirmación llego con el maravilloso Reckoning y el esencial Sorry Centrak rain, que me sigue poniendo la carne de gallina casi treinta años después. Excelencia y fidelidad, que se siguió manteniendo años después cuandos e convirtieron en la mejor banda de rock de los grandes estadios. El It's the end of the world ... and I feel fine, the once I love, y tantas otras forman parte de los mejor del fin del XX.

Dice Michel Stipe ahora que uno tiene que saber cuando se tiene que marchar de la fiesta (la verdad que es un pensamiento acertado y muy aplicable a muchas facetas de tu vida y, desde luego, no solo a las fiestas). Mi amigo Barre me dice que esa fiesta acabó hace ya mucho; después del estupendo Automatic for the people y, antes, su éxito masivo Loosing my religión.

Este jueves 22 se anuncia su separación, al parecer definitiva. La verdad es si me paro a pensar, que no me afecta especialmente porque quizás ahora por separado nos sorprendan con mejores cosas que las de los últimos disco, correctos pero sin alma.

Por eso nos reafirmamos en seguir tincando los de Seattle y no separarnos, a pesar de que se nos haya ido el Garri y para el próximo concierto tengamos de artista invitado a Barre, que por cierto es un magnifico músico. El mundo en esta crisis no se si seria capaz de soportar que ademas de tantas desgracias económicas y la separación de REM, se anunciara ahora, de sopetón, la ruptura de Nuestra grupo Seattle!!!

todo esto lo pienso mientras timo gin tonics en la Gin and rock Autum Party de este jueves tan largo, con Barre y Izuzuiza. Toca un grupo con una chica fracesa que ha estado en varios grupos de blues y se nota!

abrazos. Javier

viernes, 23 de septiembre de 2011

Mama y los desconocidos otro jueves en el Sol

El jueves 15 de septiembre ha sido otro largo jueves, que empezó pronto y a eso de las nueve e la tarde siguió con mis amigos Nacho y la estupenda, como siempre, Gloria, tomando unas cuantas cañas en una terraza en la plaza de Santa Ana.
Después me fui a la Sala el Sol con toda la parroquia de rock indiana. Ambientazo y amigos. Mi amiga Arancha convertida en princesa watussi, recién llegada de alguna playa. De teloneros, los Desconocidos tocan una media hora y terminan con un hit como "subete conmigo". Tres guitarras, una de ellas de Pablo, de Rock Indiana. Se les nota el amor al pop español de siempre y a Mamá. A continuación, Mamá presenta su flamante nuevo disco. Entre las canciones a recordar, Mal de amores. Al principio, no acaban de sonar bien y Jose Maria tiene que gritar para oirse. Luego empiezan a sonar paulatinamente mejor y caen todos los clásicos. Las canciones del nuevo disco no son tan instantáneamente asimiladas como las del fantástico "La mejor canción". Son mas guitarreras pero algunas exigirán alguna mayor audición. Destaca Antes del final. También me gusta Isabel y Hasta que tu me digas: "hasta que tu me digas voy a resistir por los rincones, mirando tu belleza al despertar...". Las letras siendo siendo eficaces, pulcras y cuidadas.
El final es como siempre una apoteosis en la que aparece la genial "Luna nueva" y "la mejor canción". Cierran como toda la vida con "el último bar". Otro concierto para recordar, aunque quizás menos extraordinario que el primero que dieron como regreso al Sol hace dos años.
El disco nuevo es menos brillante que el anterior aunque contiene unas cuantas grandes canciones, que siguen poniendo al grupo a años luz de la producción musical española de mayor éxito actual.
Gracias.

jueves, 25 de agosto de 2011

I'm old fashioned -Ella Fitzgerald [ Maria Eugenia illustrations ]


Una noche de pistachos, caidas, y Ella Fitzgerald que no está pasada de moda!

Nunca duermo mucho antes de viajar. Las vísperas son siempre impacientes; lo transitorio para mi es como los anuncios entre los programas, algo seguramente tan necesario como exasperante. Lo mejor de la noche de antes de un viaje es cuando todo está por concretar; a quien veré, con quien voy a quedar o que planes finalmente hare o saldrán. Esta vez sólo esta claro que voy a un acto mañana por la mañana. En general, los viajes previsibles o de trabajo suelen ponerme en un estado de menor excitación; hay poco margen al misterio! Pero éstos apenas preparados dejan un campo amplio a la improvisación y por tanto a la imaginación. Entretanto, la noche esta más oscura que de costumbre y en el patio andaluz de la casa de mis padres, presidido por un mosaico de la Virgen de Rocio en la pared y en el que se reparten el territorio un mandarinero y un melocotonero que en esta época empieza a actuar como bombardero y nos entretiene mucho con sus bombardeos ocasionales de melocotones duros, mejor si es sobre las visitas, que ni lo sueñan. Estas noches, si se alargan, suelen incluir algun impulso hambrento de buscar algo para picar, en bolsas de pistachos o de otros frutos secos, cuya ingesta indiscriminada a estas horas, seguramente convierte en ineficaces mis esfuerzos por mantener el tipo en el gimnasio o en la mesa. Son ya mucho más de las dos cuando consigo una bolsa que, sin el menor rubor, se autodenomina cocktail de frutos secos. Me animo mucho; en la cocina tiene pinta de contener lo mejor de lo mejor; la selección definitiva del picoteo contumaz e inconsciente. En el patio, la mezcla en la oscuridad hace que confundas los que tienen cascara dura capaz de dejarte sin dientes, de los que no la tienen, y a fe mía que tal confusión dista de ser neutral o inocua! Mis muelas rencorosas pronto se resienten mordiendo el pistacho que parecía avellana.
Son ya las tres de la mañana y no hay noticias de mi hijo Javi que, con sus primos, iba a llegar a las dos. En esto suenan sus voces y me acerco a ver. Javi se ha caído por una escalera de bajada de la playa mientras charlaba con una lugareña y se ha dado un golpetazo en la cabeza. Le han puesto hielo los del botellón(alguna cosa buena tenía que tener esa afición) y ha pasado tumbado en la acera como diez minutos. Llega algo conmocionado y con cara de cansancio.
Luego por fin me entero de que el golpe fue en la cabeza pero encima de la ceja, que no ha sangrado apenas y que no ha llegado a perder el conocimiento y me empiezo a tranquilizar. Hace tres años, cuando volvi solo a Madrid, estuve a punto de no contarlo después de un golpe que me abrió la cabeza por encima de la nuca y que exigió dos médicos poniéndome un puñado de puntos para parar la hemorragia. Menos mal que había venido mi amigo Manuel a ayudarme a controlar la inundación del sótano y, ya que estaba, me salvo la vida. En fin, pienso en cuantas veces tengo que pedir perdón y decir lo siento, incluso cuando no lo sienta tanto, y lo importante de contestar "no tiene importancia", aunque uno no acabe de estar seguro de que no la tenga. Mientras, muerdo otra avellana falsa que a punto esta de llevarse un diente en el envite.
Meter pistachos en un cocktail de frutos secos hace desconfiar de todo el paquete como cuando los bancos de inversión metían los famosos bonos tóxicos enter productos que no eran malos. Hace ya tiempo que empezamos a hablar de las subprimes y no sabíamos si tenían algo que ver con las Supremes. Lamentablemente descubrimos pronto que no y hubo mucho más dolor que música. Y cuando parecía que todo estaba empezando a cambiar y a mejorar cada poco volvemos a la desconfianza y al principio, o peor. Y eso que ahora ya nadie se pregunta la letra que describe la crisis; de U, de V, de W o peor, de X, o quizás de una L con una barra horizontal muy, muy largo, tan largo!
En la radio escucho a la gran Ella Fitzgerald cantando I am old fashioned. Si, es verdad, estoy pasado de moda: I know Im old fashioned, but I don't mind it. That's how I want to be as long as you agree too stay old fashioned with me. No estas pasada de moda, aunque como dice Ella, no me importa estar pasado de moda, si quieres quedarte pasada de moda conmigo!
Simple y eficaz pieza que estas horas de la mañana me devuelve la sonrisa y me recuerda que ya queda poco para levantarse. Y que para levantarse hay que estar previamente acostado. Abrazos, Javier

martes, 26 de julio de 2011

Desde el Morezón

Dormir al raso en noche estrellada es posiblemente una de las experiencias que no hay que esperar mucho para repetir. Aunque esta noche los ojos se me cierran; la paliza ha sido brutal y caigo en seguida. La esterilla es cómoda y he tenido cuidado de ponerla en un sitio bastante libre de piedras. No sobra nada de ropa. En unas horas, me despierta el clarear del día y siento frío. Me doy una vuelta, me acomodo y me vuelvo a dormir. Al lado siento a Javier.


A las ocho nos hemos levantado y con el movimiento tratas de desentumecer los brazos y las piernas. Dejamos de caminar hace ocho horas y, desde luego, no estamos completamente descansados. Desmontamos el campamento, lo que en realidad se concreta en meter todo en las mochilas, recoger las esterillas y guardar los sacos. Entre mis asignaturas pendientes está la de meter un saco en su funda. Tenemos ayuda de Pepe. Javi refunfuña; su saco no cerraba bien y pasado la noche incómodo. Tampoco demuestra ninguna pericia tratando de guardar el saco. El sol nos despeja y nuestro primer desayuno consiste en agua y chocolate con nueces.


Comenzamos la marcha y vamos bajando entre las piedras hacia un campo de piornos que parecen recién levantados. El sol se refleja en ellos, sacándoles un amarillo tan brillante que no te lo esperabas a estas alturas. Empezamos a subir la loma que teníamos enfrente y seguimos una especie de senda, sin mucha piedra ni estorbos especiales que Gus identifica como la trocha real, por donde venia el rey a su refugio. Lamentablemente la trocha nos da para poco; en tres o cuatro minutos estamos fuera de ella y vemos más arriba el refugio, o más bien lo que queda de él. Arriba, pero no tan cerca.


Dejamos las paredes del refugio a la derecha, y poco antes unas marcas de la Federación española de alta montaña. Vimos alguna vaca y pronto volverán las cabras; esta vez en grupos más numerosos. Paramos en la fuente y nos damos un festín. Hace como dos horas que empezamos a caminar y a eso de las diez y media el sol se ha adueñado del cielo y pega, aunque no hace calor. Café con leche (todo en polvo), chocolate, algo de pan de ayer, lomo e incluso un filete empanado de pollo. Por fin empezamos a sentirnos bien y miramos el día con cierto optimismo. Gus cuenta un poco del plan del día y anuncia que seguramente en todo el día no volveremos a encontrar agua. Media hora después, volvemos a caminar y nos metemos por en medio de un mar de piornos entre los que es difícil avanzar. Descubro que se me ha caído la botella de agua de dos litros que llevaba cogida a la mochila y Javi y yo nos volvemos a buscarla. Un buen rato después, descorazonados renunciamos a la búsqueda.
El camino ahora se hace más fácil mientras nos acercamos al circo de Gredos. Al parecer aquí hace muchos miles de años había un mar, que, no sé por qué razón, se llamaba de Tetis. De ese mar debió salir un volcán que formó Gredos y desde luego su parte central. Gustavo se refiere a las dificultades del camino -tiene las botas rajadas- y a un libro que promete enviarme que se titula “Senderismo para masoquistas”. Aquí, nos hacemos cargo muy bien a lo que se refiere. Nos anuncia un espectáculo único y efectivamente lo es. Subimos una ladera de piedras, el camino súbitamente se ha hecho mucho más difícil, y de pronto nos encontramos en la cima del Morezón.
Efectivamente, lo hecho hasta ahora ya tiene recompensa. Durante un rato estamos mudos disfrutando de la vista, que muy abajo termina en la laguna de Gredos. Comemos algo. Algún pirado ha tirado la cruz que presidía la cima. A la vista de la falta de agua, el calor y el cansancio y que las botas de Gustavo están inservibles, cambiamos de plan y renunciamos a la subida del Almanzor, que tenemos delante. Ahora si que quema el sol.
Pasadas las doce y media iniciamos la bajada. Nos desviamos un poco para meternos en un nevero que encontramos, donde nos tiramos bolas de nieve y los chavales tratan de hacer algún tipo de trineo con las esterillas.
Algunas cabras nos miran: Seguramente piensan que estamos como ellas. Risas después seguimos bajando. La bajada vuelve a ser en zig-zag, en lo que llama Gustavo seguir una escalera (que a mi me parece que siempre es de caracol). Nos encontramos un auténtico cabrón que debe ser el jefe de todas las cabras que hemos visto. Tiene otro porte, más distinguido, y unos ojos que parecen inteligentes, casi humanos. Nos mira paciente y se va. A eso de las tres nos tumbamos sobre unas piedras, y nos tostamos al sol. Como media hora después encontramos una senda que nos lleva a la plataforma, donde está mi coche, y una especie de chiringuito con un toldo que vende coca-colas a un euro y medio. Pedimos unas cuantas. Nunca supo mejor.


Llegando a casa me encargan parar en un centro comercial a comprar unas cuantas cosas para cenar; parece que vuelvo vivo y supongo que se trata de rematarme.

miércoles, 20 de julio de 2011

Lloyd Cole, small ensemble y Pisco Sour

Lloyd Cole apareció en la escena de Glasgow con sus Commotions en 1984, con su fantástico Rattlesnakes. Pop escocés elegante, que llamábamos pop para oir en casa en zapatillas. Desde el principio se caracterizó por el exquisito gusto de las melodías y la delicadeza de su voz acompañada de guitarras limpias que dibujaban los ritmos. A ese primer disco le siguió el éxito de Easy Pieces del año siguiente. Tenía dos canciones excepcionales entre las que van a sonar esta noche, Brand New Friend, que abria el disco, y Lost Weekend. Durante los ochenta, el grupo nos ofreció un puñado de grandes canciones, como Jennifer She said, que estaba en el tercer disco, hasta que Lloyd comenzó su carrera en solitario con su primer disco en el 90.
Ayer, en el auditorio del Conde Duque –especialmente adecuado para este tipo de concierto, moderno, cómodo y con buen sonido- se presentó en Madrid Lloyd con Mark Schwaber y Matt Cullen, los dos músicos que forman la Small Ensemble y que le acompañan en los últimos años con sus guitarras, banjos y mandolinas. A lo largo de estos años ha publicado diez discos en solitario. El último, del año pasado, Broken record fue uno de los discos del año y ha sido uno de lo más escuchados esta noche, aunque va a tocar canciones de toda su vida.
Empieza diciendo que le gusta tocar en Madrid y que le gusta este local donde no huele a cerveza fría! Se pasa el concierto bromeando entre canción y canción, mientras afina sus guitarras. Llega a decir que podría haber traído un chaval que estuviera afinando las guitarras constantemente, lo que le daría una mejor imagen de Rock star, pero que habría que llevarlo a cenar y todo eso. Pide que le suban el volumen a su compañero y que a él, le bajen el aire acondicionado que le da directamente en el cogote. Suena su primer single y una de sus mejores canciones, Perfect skin. El set tiene dos partes, más sosegado el primero, algo más animado, con la mayor parte de sus grandes temas, el segundo. Movemos la cabeza y hasta nos animamos a cantar bajito los estribillos o las estrofas más conocidas. Repasa prácticamente todos sus discos. Are you ready to be heartbroken? Que tuvo su respuesta en la estupenda canción de sus paisanos Camera Obscura. La fantástica Woman in a bar, que incluimos en nuestra recopilación de los largos jueves. El sonido muy bueno, las canciones geniales, ya las conocemos. En cualquier caso, se echa en falta una banda detrás, con bajo y batería. Una propuesta acústica, incluso brillante y cálida como ésta, siempre se queda algo desvaída, aunque llevar a toda una banda suele ser algo costoso. Siempre quedan canciones tan sobrecogedoras como Forest Five (I believe in love, I believe in anything) en las que la voz hace casi innecesario todo lo demás.
Ha crecido. Este año ha cumplido los cincuenta. Sigue tocando bien la guitarra, sin limitarse a golpearla mientras canta, como hacen la mayoría de los cantautores. Juega al golf, al parecer con un estupendo handicap, y vive en Massachusetts, con su mujer y sus dos hijos. Luego nos vamos con Felipe y Nazaret a buscar algo de tomar que no desmerezca del concierto. Los pisco sour del Wakatahi son la mejor, y más próxima opción. Gracias Lloyd.







lunes, 18 de julio de 2011

los big Beach Boys en la playa de Madrid

Del cartel de los veranos de la villa de este año, lo que más interesaba era el concierto de Beach boys, o de lo que queda de ellos. Además me intrigaba si estarían a la altura del concierto de Brian Wilson, de hace como cuatro años, al que llevé a mi hijo Javi. Recuerdo que el melenas de la puerta le felicitó con mucho teatro cuando le conté que era su primer concierto; Javi sintió que el Rock le daba la bienvenida. Tiempo después, cuando me preguntó a que concierto me había llevado mi padre, le explique que esa iniciación no es la habitual ni, desde luego, con un genio como Brian. Aunque la semana ha sido muy complicada, al final he podido acercarme y hasta comprar la entrada en la puerta, ya que, aunque había una buena concurrencia, todavía quedaba sitio, y lo he visto muy bien en la pista delante del escenario.
En vez de otra música de apertura, que normalmente no tiene que ver con la producción del grupo, esta vez se escucha su canción Catch a wave, mientras salen los cinco músicos acompañantes y, a continuación, Mike Love y Bruce Johnston, con su mejor sonrisa, sus gorras y sus camisas de veraneantes jubilados de paseo por la gran via. Sin solución de continuidad, empiezan a tocar y cantar esa misma canción. Es una forma original –nunca la había visto- de empezar, que seguramente pretende mostrar que ellos son los mismos chicos, aunque sólo falten Carl, Dennis y Brian Wilson. Siguen Do it again, Surf City, Surfin Safari. La primera parte del concierto es estupenda. Pronto comprobamos que los músicos invitados tocan de forma competente y además cantan bien (entre ellos Christian, el hijo de Mike Love a la rítmica). Destaca John Cowsill, un batería muy eficaz que seguramente es el que mejor canta en el escenario. Love mantiene su voz, agradece estar aquí, dice que se siente en casa -en California las calles tienen nombres españoles-, y bromea con que hemos venido porque no tuvimos entrada para The Black Eyed Peas. Continúan con algunos tiempos medios, ya que no es fácil seguir el ritmo inicial y repasan las canciones más empalagosas de su carrera, que nunca me convencieron demasiado, aunque reconozco que esta noche suenan bien (por ejemplo, When I grow up to be a man). En algún momento Mike presenta a su hija, que no creo que vaya a volver a encontrarme en el futuro, al menos en el mundo de la música, y que destroza una bonita canción. Luego se meten en el Pet sounds, del que hacen una interpretación digna, aunque muy lejos del nivel excepcional del disco (uno de los diez? veinte? discos que hay que tener) y Heroes and Villians del Smile. El summertime blues, con sus excesos corales, no me gusta mucho como suena, aunque quizás es porque en realidad mi preferida es la versión brutal de The Who en su Live at Leeds. Acaban sus casi dos horas de concierto con algunas sus canciones infalibles California girls, Barbra Anne, que canta todo el público entusiasmado, Do you wanna dance?, Surfin USA o Good Vibrations. En fin, ha sido muy divertido. Todos lo hemos pasado muy bien. El escenario y el lugar estupendo, el sonido bueno, la banda eficaz, y las canciones, sobre todo las canciones sensacionales. No es, desde luego, el concierto del año, no han estado siempre a la misma altura y a veces ha parecido más en un recital en las Vegas. Pero desde luego, no han defraudado. No pasará a la historia: algunas versiones se quedan muy lejos de las que nos sabemos y, desde luego también, de las que disfrutamos hace unos años en el concierto de Brian Wilson, que fue excelente y que sí que ha pasado a nuestra historia. Abrazos. Javier

viernes, 15 de julio de 2011

Gin and Rock Summer Festival

Ayer jueves fue sin duda un gran y largo jueves que empezó muy pronto y tuvo todo tipo de reuniones, trabajos y celebraciones y que, después de un coctel junto a la Embajada de Francia, lleno de chicas glamourosas, terminó en el Gin & Rock Summer Festival en Mirasierra, convocado por el Barre y músicos y aficionados del mundo inicialmente del seguro y, a medida que se ha ampliado el circulo, diversos locos de sectores colaterales.
Todo empezó cuando mi amigo Barre comentó con un grupo de amigos las comidas que celebrábamos para contarnos nuestros descubrimientos musicales y hacer despiadada crítica musical. Siempre hablamos más de canciones concretas que de álbumes y lo nuevo no está circunscrito a las últimas novedades: Puede que algo nuevo sea una canción de The Triffids, The Drivers, los americanos Felt (no confundir) o los Silver Apples.
La convocatoria era tan sugestiva; descubrir canciones oscuras, tocar algo y libar algo más, con ese nombre Gin & Rock Summer party, que finalmente abandoné mi plan inicial de ir a ZZ Top, que ya se que estuvieron magníficos!, y me uní a la fiesta. En fin, que el día de la toma de la Bastilla, con participación de Adidas, una amiga cantante francesa y diversos músicos y cantantes, nos reunimos con unas guitarras, un órgano y algo de percusión para hacer unas cuantas risas regadas por diversos gin tonics ingeniosos pero siempre brillantes que nos servían algunos barmen.
Ante el éxito de la convocatoria, con bastante peña entregada y amplia presencia femenina, nada habitual en estas reuniones de melómanos, la fiesta Gin & Rock parece que se va a repetir en todas las estaciones; la próxima ya está fijada es en otoño, y sin esperar ni un día, nada más empezar el otoño, el 22 de septiembre.
De esta jornada me llevo a los Comet gain, oscuro grupo inglés de guitarras que nos presentó el mítico Izus. Después mi amigo Juan Pablo y yo pasamos por la sobremesa de la cena de mi clase; para terminar con ellos las diversas celebraciones
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martes, 12 de julio de 2011

Wynton Marsalis en los veranos de la Villa

Wynton nació, como parece que tenía que ser, en New Orleans. Va a hacer cincuenta años en octubre. Uno de los grandes del jazz contemporáneo, por ser precisamente el defensor del swing clásico, frente a toda esa moda que hace cuarenta años trató de llevarlo de la vanguardia a la fusión, y con tanta fusión, a la confusión de más de uno. Alli estuvimos nosotros en los primeros noventa una semana y estuvimos en un concierto memorable de bebop, de una banda de ancianos músicos emocionados, en un antiquísimo Celebration Hall, donde se cuenta que se dieron los primeros conciertos de jazz en los años veinte. Su padre, Ellis, pianista de jazz, lo introdujo en la música clásica y en el jazz, como a sus dos hermanos, y le compró una trompeta con seis años (eran otros tiempos, seguramente hoy los vecinos los hubieran echado del barrio o su mujer le hubiera quitado la patriapotestad). Pronto demuestra su virtuosismo y empieza a tocar en bandas. En los ochenta es ya muy conocido como trompetista, defensor de Duke Ellington o Miles Davis. Aunque uno está a favor de la buena música en general y por tanto de los grandes del jazz en particular, la verdad es que cuando mi amigo Felipe me contó que tenemos dos entradas para Wynton, tuve un momento interior de vacilación. Al fin nos encaminamos al escenario de la puerta del Angel, sitio privilegiado para conciertos en noches de verano, y con una vista espectacular del Palacio Real iluminado. Aprovisionados de cerveza para todo el concierto, la banda apareció uniformada y empezó sin más dilación con un clásico de Duke Ellington, I let a song go out of my heart. Y en seguida The tree of freedom, música clásica de uno de sus últimos discos.
El virtuosismo omnipresente, el orden de gran banda de jazz de los cuarenta, los muros de trompetas y los solos de los quince músicos. La sorpresa por los milimétricos cambios de ritmos. La eficacia de unas interpretaciones que parecen -que son- imposibles de mejorar. El sonido perfecto de los instrumentos; los vientos, la percusión, hasta una pandereta que nunca sonó mejor, el contrabajo. Me sentía por momentos retrotraído al Celebration Hall de New Orleans.
Casi todas las piezas estaban arregladas por Wynton o por los músicos de su banda. Parece mentira que no hiciera falta ni una mirada entre ellos: tocan muy juntos como formando un único cuerpo. No se trata de que suenen empastados; suenan como si solo tocara uno. Nos introducen en otras músicas, hasta una de uno de los músicos de la banda que suena casi experimental. Sigue una canción cantada por uno de los músicos, a los que presenta una y otra vez. Vuelven por Chick Corea, una pieza deliciosa que suena a son cubano, o Thelonious Monk y más tarde otra vez Duke Ellington.
Hubo hasta un bis, con el público entregado, con piano, percusión, y tres vientos, uno Wynton, para empezar con rock around the clock, y seguir tocando y cantando ese clasico de New Orleans de all the girls are crazy about the way I walk. Una gran noche.
javier

viernes, 1 de julio de 2011

Hacia las cumbres

El zumbido característico del mosquito me ha vuelto a despertar esta mañana. Apenas me siento humano, y lo poco que siento es el picor de varias mordeduras del mosquito de compañía, que no ha tenido el menor reparo en cebarse con mis pies. Creía que los mosquitos no picaban en las plantas de los pies; ya veo que no era la única cosa en la que estaba equivocado. Quizás mis pies al ser mi parte más débil en este preciso momento, es la que más ha atraído su atención.

Este puente hemos hecho nuestro bautismo de fuego en la montaña, que, ya podemos adelantar, no ha terminado en el viático. No es que no hubiéramos ido antes a una montaña, sino que nunca, hasta ahora, habíamos estado de esta forma, esfuerzo e intensidad. El impulsor de nuestra aventura es Gustavo que, aparte de constructor de caminos o de lo que se le ocurra, es montañero intrépido casi desde la cuna (que, en su caso, debió ser un saquito de dormir) y que, a estas alturas, conserva maneras y técnicas de verdadero alpinista. Buena muestra de su experiencia fue la lista que envió por correo electrónico de las cosas absolutamente imprescindibles para hacer una travesía por Gredos. Incluía la comida, un silbato, unos frontales, un sujetador de las gafas de sol, y otros muchos utensilios que me sorprendieron, lo que me tenía que haber mosqueado ya en ese momento.

Mi idea de marchar sugiere un camino más o menos indicado, con un suelo más o menos firme, aunque a ratos esté mojado o se llene de piedras o cruce riachuelos que sortear, con sitios previsibles para comer o beber e incluso, para dormir. La montaña no tiene nada de eso. En realidad no tiene nada, como mucho a veces tiene una fuente y … cabras. No hay señales, ni electricidad, ni luz, ni hielos (aunque hay neveros y puede haber mucho hielo, en abundancia y en singular), ni bares, ni máquinas de bebidas, ni sitios donde comer o dormir. Eso Gus me lo explicó por teléfono. Comes lo que caces (que creo que no hay tanto, ni se si se puede) o lo que lleves –esta última fue nuestra opción, por la dificultad de cargar a cuestas con la vaca una vez cazada.

Llegamos a la plataforma de Navarredonda, en la parte norte de Gredos y dejamos un coche que recogeríamos a la vuelta. Observé que mi amigo es un hombre de gran constancia, lo que le hace ir a casi la misma velocidad en autopista y en carretera de montaña con curvas y sin arcén. De hecho, unos motoristas suicidas que bajaban tumbados en una curva estuvieron a punto de comprobarlo. Paramos en el puerto del pico y miramos la vista y nos sorprende una vía romana en un magnífico estado de conservación.

A eso de las dos, con unos treinta y tantos grados y un sol poco clemente, llegamos a la parte caribeña de Gredos que, aunque pueda sorprender, existe tan cerca de Madrid. Las palmeras y la flora da buena cuenta de que el frio se queda en la parte alta de Gredos, de modo que esta vertiente sur mantiene temperatura y cultivos poco imaginables allí. Aparcamos en un sitio dudoso, al lado de un monumento a la cabra. Nos ponemos todos nuestros pertrechos y a las dos y cuarto empezamos a subir: Gustavo nos señala una rayita blanca muy arriba que dice que es el refugio, al que podemos llegar en unas tres horas. El camino en seguida va haciéndose algo más empinado. Llegamos a la fuente de Mariano y paramos a beber. Algo más arriba nos sentamos en una sombra y unos caminantes me saludan diciendo que me conocen. Nunca digo que no, porque en mi despiste es normal que efectivamente me conozcan aunque yo pueda jurar que no les he visto en mi vida: cuando me dicen que me conocen de que vivo en Toledo, entonces les saludo, me presento y confirmamos que no nos conocemos de nada.

Gus explica que hay que subir despacito siguiendo una escalera. Descubro que para seguir la escalera… hay que verla. En esto, nos topamos con un saco de dormir que se le ha caído a Javi de la mochila. No creo que hubiera podido dormir sin el saco en la cumbre. Llegamos a una fuente y a lo que se conoce como la apretura y de allí empezamos a subir en zigzag, por un camino que llaman las zetas. Me doy impulso para salvar un piedrolo inmenso y me doy contra otro pedrusco en la cabeza: me duele un poco y me hago un rasguño con un poquito de sangre. Seguimos y al fin, tras un recodo llegamos al refugio. Allí hay una especie de barreño de agua y me lavo la cabeza con jabón lagarto. El tipo que regenta el chamizo me pone betadine en la herida y le compro unos aquarius para pagar en algo su hospitalidad. Afuera los alpinistas hablan de la subida que están haciendo a los Galayos, que son las paredes verticales que tenemos enfrente desafiantes. Se acerca una cabra que nos mira con displicencia. A todo esto, comento con Gus que apenas llevo dinero y me dice que no preocupe que, a partir de ahora, no hay que comprar y que, como mucho, funciona el trueque. Tampoco me voy a encontrar cajeros; sólo cabras.

Pronto Gus y Pepe indican que queda más de una hora para subir a la Mira y que es la parte más empinada. Empezamos a subir y a pesar de que el sol es ahora algo menos implacable, esta es la parte que se me hace más dura. Tropiezo dos veces y apoyo todo el peso en el costado izquierdo, que me va doler unos cuantos días. Al fin llegamos a la cumbre y vamos llaneando entre grandes concentraciones de piornos, con sus florecillas amarillas y su olor profundo hasta coronar la Mira. Arriba hay una especie de torre hecha rústicamente con piedras y nos tumbamos en esa pared para contemplar el cielo y el paisaje sobrecogedor. Hemos subido 1560 metros desde el aparcamiento, aunque la media de velocidad no llega a un kilometro y medio a la hora. Comemos unos filetes frios y una cabra se nos acerca para que le demos algo. Estas cabras tienen unos ojos terribles, en forma como de rombo, que desazonan a pesar de su actitud confiada y dócil. A las nueve menos diez pasadas nos decidimos a seguir caminando hasta el sitio donde vamos a dormir, que nuestro Gus anuncia que está a dos o tres horas. Observo una incertidumbre poco habitual en la respuesta de nuestro zahorí.

Dice Gus que lo importante no es ver un hito sino ver también el siguiente y aún más el siguiente. Miramos a ver si vemos el primero; en la montaña Gus, David Croquet, es un vidente y nosotros titubeamos con faros de niebla. Descubro ahora el libro El explorador indio: saberes y artes prácticas del indio americano de Eastman, Charles y Alexander. Que pena no haberlo tenido antes!

Lo que se explicaba como llano, la verdad es que no lo es tanto, mientras Gus rastrea los hitos del camino, y Javi y yo le seguimos hito en hito.

Es uno de los tres o cuatro días más largos del año y la puesta de sol se eterniza, y la luz se mantiene hasta las diez y media o más. Estamos subiendo una pequeña montañita y nos ponemos los frontales en la cabeza para poder seguir con luz. A un lado tenemos un barranco; lo que pone cierta nota de aventura que ya no hacía falta en realidad. Descubrimos una especie de senda pero Gus en seguida advierte con su GPS que nos desvía de nuestro camino. Pasamos por encima del puerto de Candeleda y el GPS se despide de nosotros: mientras Gustavo carga su batería, encontramos unas rocas que nos pueden quitar algo del viento, molesto pero no agresivo, que hay en toda la cuerda de Gredos y que lleva ya mucho rato acompañándonos. El refugio del Rey y su fuente no deben estar lejos pero habría que subir todavía otro monte y ya no se ve nada. Ponemos las esterillas, sacamos los sacos y nos ponemos toda la ropa que tenemos; va a hacer algo de frío. Veo una luz a lo lejos que parece moverse. Gustavo me dice que se conforma con que no nos despierte, si sube aquí. Son las doce cuando apagamos los frontales.

El espectáculo de la noche llena de estrellas que parecen nuevas y enormes, como si fueran recién nacidas, es inolvidable. Abrazos doloridos, Javier


Un día en el Azkena Rock de Vitoria

Sábado del mes de junio, seis de la tarde, 35 grados a la sombra, tecer día del Festival Azkenarock. Fauna heterogena: restos de las tribus metaleras de los días anteriores (los cabezas de cartel del jueves y viernes habían sido nada menos que Ozzy Osborne y Queens of the Stone Age) junto a especímenes ataviados de indumentaria vintage (propia del rockabilly) dispuestos todavía a seguir al viejo lider de los Stray Cats, Brian Setzer. Muy buena organización: dos carpas principales que, practicamente, se van turnando con exquisita puntualidad. Termina el concierto en una, empieza el concierto en la otra. Por mi parte, acudo a Vitoria atraído por dos de bandas que muy raramente se ven por estos lares (The Avett Brothers y Bright Eyes) y por la presencia de otras dos que me suscitan curiosidad (Band of Horses y el abuelete Greg Almann). Lo mejor: The Avett Brothers, con un desenfrenado country-folk-rock americano, donde caben banjos, contrabajos, guitarras acústicas y eléctricas, teclados y las voces de los dos hermanos en cuestión turnándose al micrófono y haciendo armonías. Recomiendo vivamente "I and love and you", su último album, sobre el que gira gran parte de su actuación. Una gozada de concierto. Los Band of Horses muy bien pero tienen que vérselas, a las 7 y poco de la tarde, con una carpa que se convierte en un horno donde apenas se puede estar. A continuación, con un sonido espectacular, hora y media de blues con el bueno de Greg Almann. Sentado en un organillo de formas clásicas que parece un trono, el ex "Almann brother" no se esfuerza demasiado, pero se arropa en una banda poderosa. A eso de las once, Bright Eyes, con el muy prolíííííífico Connor Oberst a la cabeza. En esta ocasión, que va a ser la última porque parece que el grupo anda de despedidas, no me acaba de llenar: tres teclados/sintetizadores. Demasiado para mi. O tal vez era que empezaban a pasar factura las horas de deambular de un escenario a otro... Renuncio y regreso al hotel cuando daba realmente comienzo la noche con Brian Setzer, Paul Weller (anunciado para la una) y... Thin Lizzi (anunciados para las 2,45 de la noche??!!!). En suma: un festival a seguir. Parece que apuesta por viejos dinosaurios, pero también por grupos jóvenes de culto. Pero hay que entrenar antes para aguantar el tipo!!!
Antonio C

jueves, 23 de junio de 2011

miércoles, 22 de junio de 2011

Descanse en paz Clarence

El domingo pasado nos desayunamos con la noticia de que el Big man había muerto por un derrame cerebral. Era joven, sesenta y nueve, aunque en escena le era difícil aguantar el ritmo de Bruce. La verdad es que pocas personas mantenían en el escenario su presencia y su aire majestuoso y antiguo. Como los viejos sabios, como los grandes jefes. Clarence era un chaval a quien su padre, predicador baptista –se repite tantas veces la historia de las raíces religiosas de la música negra!- le regaló un saxofón cuando tenía nueve años. Estoy seguro de que nadie pensó que ese regalo inesperado, posiblemente innecesario y poco apreciado en su momento, fue el que le hizo ser conocido como tan gran hombre y tan enorme músico. Mientras se dedica al fútbol americano, empieza a tocar demandas de jazz. En la Universidad, a la que llega como tantos por el deporte, un accidente de automóvil pone fin a su carrera deportiva. Esa malísima noticia se convierte en la gran oportunidad de nuestro hombre volviera al saxofón.
A partir del 1971 conoció a Bruce y se unió a su banda. No ha habido un Bruce sin ese saxofón. Todas las veces que hemos visto a Bruce, que le hemos oído sin Clarence nos ha parecido que el Boss era mucho menos jefe. Una buena parte de la emoción, la ilusión la alegría y el delirio de sus conciertos se deben a su saxofón y su presencia, que sabía dar un paso al frente en los momentos en los que era necesario. Quedan para siempre su sólo en Born to run, Sherry Darling, badlands, Thurder road, y en tantas otras grandes canciones.
Hace como un dos años Juanpi yo nos fuimos a Valladolid a ver a la E Street Band. Nos alojamos en un buen hotel de las afueras, en el que por estas cosas viales de la vida se alojaba también la banda. Tuvimos ocasión de saludar a muchos de los músicos y a sus acompañantes. Especialmente impactante fue la salida del gran Clarence con su assistant, una chica muy atractiva, que lo acompañaba solicita. El Big man nos saludo con aprecio y nosotros nos sentimos honrados. El concierto del estadio Zorrilla fue otra de las grandes ocasiones de ver a la mejor banda del rock and roll, engrasada y a pleno rendimiento.
Antes nos habíamos encontrado ya en muchos otros conciertos, varias veces en el estadio Vicente Calderón y en la peineta, en el Bernabeu, en San mames y seguramente se me olvida algún otro concierto. En todos, aparte del jefe, la banda –llena de estrellas- tenía un protagonista singular y será el gran Clarence. Como músico de una banda de rock, como músico de yazz, en solitario, en sus discos, especialmente los de los años 80, en todos estos momentos, Clarence se ha ganado su sitio en la historia de la música popular. Descanse en paz. Te buscaremos en el cielo.
Sus cenizas se esparcirán en Hawai, delante de sus cinco esposas. El martes, en su funeral todos cantaron su canción, junto con Jackson Brown, you are a friend of mine
Os adjunto un enlace a sus solos
http://www.huffingtonpost.com/2011/06/18/clarence-clemons-best-saxophone-solos_n_879868.html

domingo, 19 de junio de 2011

Gran concierto de Seattle


miércoles, 8 de junio de 2011

Rock indiana revoluciona su web


El viernes 3 de junio los que formamos la parroquia de Rock Indiana nos congregamos en la Sala el Sol, sala favorita del sello, para celebrar la nueva página web que Pablo ha abierto como forma de hacer más fácil el conocimiento y distribución de su catalogo. Aparecí por ahí con Jesús y aproveche para estar con mi amiga Arancha, encantadora y guapa como siempre, y saludar a Jose María Granados, que me confirmó que el nuevo disco de Mamá sale en septiembre.
Además Rock Indiana nos presentaba su último descubrimiento, un grupo de Bilbao formado por algunos hermanos, cuñados y primos, que son la próxima big thing del sello y para mi gusto de nuestro panorama musical. Clásicos, muy americanos, impecables, conjuntando cuatro voces y casi otras tantas guitarras. Una verdadera sorpresa!
The Fakeband que son todo menos un fake. El disco, que acaba de salir esta semana, incluye varias joyas y se abre con un pedazo de canción, Don't save my life.
Luego aparecieron otros clásicos de la casa The happy losers, que se disolvieron hace años y vuelven a tocar juntos en grandes ocasiones como esta. Sacaron al menos cuatro cds y algunos singles. Se les notó algo el tiempo transcurrido sin tocar, aunque llegaron en algunos momentos a mecernos con algunas de sus buenas melodias tan sixties.
Suerte y gracias!

jueves, 2 de junio de 2011

La importancia del momento


Ahora que estamos de cumpleaños varios, que celebran –si hubiera algo que celebrar- lo que ha sido tu vida desde el nacimiento, me acuerdo de algo que leí hace poco escrito por un tal Pseudocalistines, que cuenta el nacimiento de Alejandro Magno, que, al parecer, fue inspirado (¿?) a la reina Olimpia por un mago Nectanebo, que habia salido por piernas de Egipto, donde había sido el último faraón de la dinastía indigena. Una vez cesante, Nectanebo huyo a Macedonia y alcanzó fama de mago. En éstas, la reina lo hacía ginecólogo, mientras Filipo hacía la guerra. Se cuenta que Alejandro era hijo del dios Zeus o … de otro mucho menos divino. Hay leyendas que dicen que como Zeus no se decidía a bajar, Nectanebo se puso la mascara del dios y manos a la obra.

Lo que nos importa es que el Nectanebo le dijo a la reina el momento exacto en el que una gran combinación astrológica haría de su hijo un gran emperador. A pesar de eso, la madre no supo retrasar el momento justo del parto, y tuvo que ser el propio Nectanebo el que la obligo a resistir los dolores y apretó con sus manos las reales partes reales para impedir que saliera el niño hasta el momento justo, en el que los astros estaban todos alineados. Olimpia aguantó y dice el libro que, un momento antes, el niño habría sido un esclavo, y si hubieran esperado más, se hubiera convertido en eunuco.

El Pseudo Calistines escribe la historia unos quinientos años después del nacimiento, y no hay constancia de que se la contara ningún testigo presencial. Es posible que no estuviera completamente informado de todos los detalles, pero eso son minucias ante la veracidad de su relato.

En el campo de batalla, a Filipo le cuentan que ha nacido su hijo, y también que ha ganado otra batalla y que su caballo ha ganado la carrera, y … con tantas buenas noticias, no abandona a Olimpia.

En fin madres, que responsabilidad la vuestra en el parto!

viernes, 27 de mayo de 2011

Una noche de la Bienquerida en el Sol


Miguel Angel me venía insistiendo en que fuéramos al concierto de la Bienquerida, del que tengo sus dos discos que me gustan bastante. Tenía entradas para mi y para Alejandro I., famoso rockero del mundo del seguro, compinche de algunos amigos míos habituales de estas líneas. Allí estábamos los tres cuando salió de telonero Anntona, guitarra de los Punssetes, con su acústica y una bajista; con muchas canciones nuevas, y sobre todo con demasiados sonidos pregrabados, una caja de ritmos, una batería, una guitarra, teclados, otros instrumentos, que daban a su actuación cierto aire de karaoke: Salio a cantar con él, Ana de la Bienquerida (tu hueles mejor), que fue de lo más interesante de su set. Se me hizo algo largo al final. Mientras esperábamos la salida de la Bienquerida, subió un cantaor a darnos un cante y ya enseguida aparecieron ellos con Fiesta y Hoy, del segundo disco, con gran entusiasmo del público y muy buen sonido. El sonido bueno y cierta actitud, de lo mejor que he visto últimamente. Lunes de pascua, en plan ranchera y tortilla de patatas en la puerta (el pincho a un euro). Tocaron como hora y veinte, cerrando con un bis, con Ana sola cantando Sentido comun y con todo el grupo en un fantástica versión de ‘De momento abril’, con el niño de Opera a los bongos y su acústica, hasta que cambia de guitarra y termina en un versión que bien parece que se han convertido en Sonic Youth. Suena de cine, el batería se sale.

Es un grupo al que seguir y ver con más frecuencia; juegan en otra liga respecto a la mayoría de los grupos del pop español. Su estilo folk indie es desde luego eficaz y sólido y, para el éxito masivo, sólo le hace falta un poquito más de promoción y algún hit nuevo que guste también al público más adulto y a las niñas bien, aunque no hay prisa para eso; que no nos quiten la frescura, la sencillez y la libertad de sus canciones. Grandes momentos, grandes canciones de un gran grupo que no había visto hasta hoy; la Bienquerida.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Modesto, pero sentido, homenaje a Bob Dylan en el Circulo de Bellas Artes

La azotea del Círculo de Bellas Artes, con la noche cayendo sobre Madrid, sirvió de mágico escenario para el homenaje tributado ayer por un puñado de discípulos y un centenar de incondicionales al gran Bon Dylan. La razón es bien conocida. Por sorprendente que parezca, habida cuenta su juvenil semblante, el poeta de Minnesota cumplió ayer 70 años. La cosa comenzó con un coloquio radiofónico con el escritor Benjamín Prados. Muchas anécdotas y una realidad que subraya su devoción por Zimmerman: su hija pequeña, allí presente, lleva por nombre Dylan. Después, el concierto. Todo en acústico. Abrió Cristina Rosenvinge, muy guapa, ya se sabe, con la interpretación de un tema propio y del clásico Dont´t think twice is alright, cantado en inglés; le siguió Nacho Vegas, muy sobrio, quien interpretó (sopresa) el tema de Leonard Cohen "The stranger" adaptado al español y una versión excelente (digna de ser grabada) de "Simple twist of fate", también en español. A continuación Amaral, con un tema de la pareja y la magnífica versión del "A hard rain is gonna fal" interpretada en español. Recordemos que el tema sirvió de himno zaragozano para la Expo del Agua y que Eva actuó de telonera en la penúltima gira de Bob por España. Enorme gesto, el suyo. Unos minutos después, todos juntos entonaron el tema de Nick Cave (?!) "The dead is not the end". ¿Muy raro, no: felicitar el cumpleaños a un setentón diciendole que la muerte no es el final? El último capítulo de la fiesta lo protagonizó un francés octogenario, bastante entrañable, Hughes Aufray, presunto amigo de Dylan, que interpretó 5 adaptaciones al idioma gabacho de clásicos como Blowing in the wind, The North Counrty Girl, oLike a rolling stone. Entre medias, una bonita explosión de fuegos artificiales visible desde la azotea, de procedencia desconocida (no sé qué verbenas podía haber ayer por Madrid) pero que todos identificamos como un tributo último de la ciudad al genio imperecedero de nuestro eterno trobador errante.
Antonio

lunes, 23 de mayo de 2011

Un sueño de París; Midnight in Paris de Woody Allen


Tenía unas buenas referencias de amigos de los que me puedo fiar en el cine (hay amigos de los que te puedes fiar en el sentido contrario; si les gusta a ellos, tú ya sabes que no debes ir). Al parecer Midnight in Paris era la película que ver este fin de semana. Otra vez acertaba Allen, aunque no estuviera presentando otra Breakpoint.

Paris era una fiesta y de eso trata precisamente la película, ... de Paris (los primeros minutos son elocuentes). Una familia americana acompaña al padre a un viaje de trabajo. El retrato es como siempre hilarante y crítico. El novio de la chica, un escritor de guiones de algún éxito, se enfrenta a su dilema artístico y París explota. La futura suegra repite simplonamente que lo barato, ya se sabe; es barato. Finalmente, un pedante, el novio preferido por la familia, que parece que sabe de todo y que es más valorado por su audiencia cuanto menos sabe ésta.

Es la película de los sueños y ... donde mejor soñar? La nostalgia y la vuelta a un pasado mejor; los años veinte,... la belle epoque,... el quattrocento, quien sabe a donde puedes llegar! de la mano de la guapa Marion Cotillard (Adriana), un hada moderna!

Tantas veces nos hemos planteado los amigos que ya no se hace la música que se hacía en los 60 y los 70, y no hay duda de que ya no existen los Beatles ni Led Zeppelin. La nostalgia como una simple negación de la realidad. Nos acordamos de un pasado en el que ya hemos eliminado los malos recuerdos o pretendemos un futuro en el que sólo nos quedamos con expectativas, sueños y fantasías, porque en este presente siempre se quedaría lo peor.

En esto, nuestro protagonista se da de bruces con la ilusión y, ante ella, sólo cabe vivirla. En fin, una estupenda comedia simpática y optimista, aderezada por la música de Cole Porter, al fin uno de los más grandes músicos del pop; ¿suena raro? pero es que lo es; algún hablaremos de la tradición del pop, que no es la del rock o el soul!

La fascinación de Paris a mi me llegó muy tarde, cuando por razones de trabajo empece a ir cada trimestre a unos Consejos de un Banco allí. La primera vez que fui, estábamos entrando en octubre y me impresionó el color de la luz en la Isla, los cafés y su gente, los grandes paseos y las avenidas de una ciudad hecha para ser la capital del mundo. Esos días me enviaron a una entrevista que se iba a transmitir por televisión sobre un tema que el que me enviaba no conocía ni yo tampoco, por supuesto. Se trataba de explicar el compromiso de los bancos en proyectos de investigación biotecnológica. Como nadie tenía mucha idea de cómo explicar aquello, lo mejor era mandar a alguien que, en su ignorancia y atrevimiento, diera sensación de seguridad. El escenario era redondo y muy amplio, daba vueltas en mitad de una gran sala circular en el que se sentaba un público numeroso. El que me preguntaba era un auténtico presentador de televisión. Sentados muy cómodamente en unos sofás, él preguntaba y sonreía, y yo reía y agradecía mucho las preguntas. Ni él sabía lo que yo decía, ni yo tampoco lo entendía a él (aunque las preguntas me las había dado antes). Seguramente por eso la conversación fue tan fluida y entretenida.

Recuerdo la cena en la antigua casa de Lafallette, el Budha y el constante callejero de esos días: Nos alojamos en el hotel Bristol, que -eso si que es una gran casualidad!- es el mismo en el que se aloja la familia de la película!!

Luego volví muchas veces a lo largo de los siguientes años, de manera que llegó un momento en el que empecé a conocerla algo más y, claro! quererla; entiendo por tanto ¡tan bien! que París pueda ser una ensoñación.

Dejo en este blog una magnífica versión de la gran Ella de una de las canciones estrella de la película, que está en su disco Cole Porter songbook. Let's do it, let's fall in love. Abrazos. Javier

lunes, 16 de mayo de 2011

Volvemos al Rei Loiue

El viernes 6 de mayo inauguramos la temporada veraniega de conciertos en nuestro sitio más familiar, donde dimos el primer concierto hace unos años y volvemos con frecuencia: Tocamos un repertorio muy rockero con gran éxito de pública y crítica (de algún entendido que no había venido nunca a vernos). Nos vemos en Cats el 11 de junio. Un abrazo! Javier

domingo, 8 de mayo de 2011

La peluquería de ZZ Top

La semana pasada decidí que ya no podía tardar más en cortarme el pelo. Voy a una peluquería al lado de casa de mis padres, desde hace treinta y ocho años, cuando de niño me llevó mi madre.
Me cogió el teléfono una voz desconocida: "Mariano no está ya, se ha jubilado hace dos meses"... "y sus dos compañeros?"... "también"... "pero si eran más jóvenes!"..." bueno el más joven ya tenía 64..."
De pronto mi peluquero de toda mi vida se ha jubilado! Durante años mi madre siempre sabía si me había pelado Mariano y desaprobaba rotundamente cuando otro artesano, a tijera o a navaja, atacaba mi cabeza. Cuando una vez en un Ministerio donde estaba de asesor se me ocurrió cortarme el pelo me miro y dijo: "pareces ... un funcionario" (no se muy bien porque decía eso; mi padre lo es).
En fin, vivo ahora en el vértigo de la libertad total de elección. Al lado de la oficina hay unos cuantos (incluso el famoso Ruper, aunque no me veo como su público objetivo) ... La oferta ilimitada me lleva a la desidia que, me temo, puede desembocar en el desaliño indumentario. La decisión, por difícil no deja de ser más urgente.
En fin, en la indecisión me veo como los ZZ Top... Además tendré que buscar uno nuevo al que le queden de profesión otros 38 años por lo menos y se le ocurra dejarme en la estacada por una jubilación precipitada.
Entre las canciones dedicadas a su peluquero (aparte de una de Morrissey que alguna vez recordaremos), los ZZ Top han hecho una a su peluquera que seguramente o ha abandonado la profesión o se ha jubilado esperándoles. Por cierto que estos tres (Billy. guitarra y voz, Dusty bajo y voz, y Frank, batería) de Texas deben tener la edad de mis ex-peluqueros porque llevan más de cuarenta años tocando juntos, pero éstos no se jubilan!
Con unos catorce años fui al Corte ingles a comprarme un disco de Frank Zappa (unos amigos me llamaban asi en el cole y ardía de ganas de saber a que sonaba ... luego lo descubrí y tuve sensaciones encontradas) pero al final en el cajón de discos sólo encontré uno live que se llamaba Fandango! de estos ZZ Top, que me pareció suficientemente roquero... y tanto.
Luego han hecho muchos discos con su inconfundible riff de guitarra polvoriento y sureño. En los ochenta -especialmente Eliminator de 1983- sacaron algunos hits con videos de coches y chicas guapas y sexis (justo lo contrario que ellos) La canción del video es Give it up, del recicler, del 90.
Siguen de gira y alguna vez habrá que verlos!!

miércoles, 4 de mayo de 2011

De tumbos en Italia por un santo, Azurro!





AZZURRO - Adriano Celentano 1968


La ocasión era única: el personaje a venerar nos ha acompañado durante nuestra vida; cuando lo eligieron estaba yo en Cambridge en mis 17… y ha llegado casi hasta hoy. Ese verano, cuando un amigo contó que había muerto el Papa y le contestamos que ya lo sabíamos, que se había muerto hacía un mes, … contesto: que no! que no!, que se ha vuelto a morir otra vez!
Luego tantos y tantos viajes, tantas emociones, aplausos y canciones. El cambio del mundo como lo habíamos conocido hasta el momento… con una especial predilección por nosotros, tantas veces en Madrid, y en Santiago, Sevilla, Zaragoza,… también en Lisboa.
El miércoles llegamos a entrever Pisa, además de ver su torre, catedral y batisterio, y nos asomamos a Florencia desde el mirador de Miguel Angel. Con Alejandro cojo y a cuestas y vaya cuestas. En la pizzeria de don quijote nos trataron como buenos amigos y repetimos al dia siguiente. Algunos subimos los 414 escalones de la torre del Duomo y callejeamos hasta el puente Vequio, pasando por el mercadillo –el cinturón que me compré se me ha roto al quitarmelo!-. Cristiano -no Ronaldo, aunque buen futbolista, según él-, un franciscano rumano, nos hizo una emocionante visita privada a la Iglesia de la Santa Cruz, que se empezó a construir un tres de mayo de hace más de 700 años, con todos sus monumentos funerarios (Galileo, Rosini, Miguel Angel, Maquiavelo…), sus historias, sus murales, la capilla Pozzi y los muchos recuerdos de la inundación de Florencia del 66. Tanta emoción que entendimos perfectamente el sindrome de Stendhal que enfermó ante la majestuosidad y la belleza del monumento, como cuenta el mismo en su libro de viajes por la Toscana. Al volver sobre las dos de la mañana, de nuestro paseo nocturno por la Signoria y el rio Arno, con karaoke incluido, una pareja en bici de la mano cantaba el gran Azurro del Celentano, un himno donde los haya. Azzurro, il pomeriggio è troppo azzurro e lungo per me .... ahora me doy cuenta de que no tengo remedio sin ti, que gran colofón.
El duomo de Siena es la iglesia que HAY que ver, y mejor si además jarrea afuera. Sorpresa y algo de susto, más que devoción, es lo que sentimos ante la cabeza en una urna de Santa Catalina en el dia de su fiesta, con el obispo de Bilbao al lado, "Aupa Athletic!".
Y después, San Giminiano, un cuento de hadas medieval, el funicular, patrocinado por Sanz A. abogados, que nos llevó arriba a Certaldo, las cuestas de Montepulciano y su pasta, tan celebrada por los niños que repitieron todos, y por fin Roma, aunque más que por la antigua y eterna entramos por la rancia.
Por fin llegamos al Circo Máximo, que fue lo máximo que pudimos acercarnos. En fin, callejeo vespertino, el panteón con su cúpula y la Piazza Navona, que también fue un estadio en la época del Panteón. Pasta exquisita para romanos y vuelta a la estación Termini, donde casi terminan con nosotros después de una hora de esperar cuando supimos que como era el dia del laboro, a partir de las 9, ningún autobús iba a laborar. En eso en mitad de esa plaza, repetimos la película Pajaros con nosotros como protagonistas, aunque estos pajarracos eran gaviotas diarreicas con una bendita mala punteria; el fin hubiera sido que acertaran en su bombardeo. Algunas canciones y taxis después estábamos a resguardo por tres horas, en la residencia y a las 3 y media emprendíamos el camino de vuelta al aeropuerto de Pisa, donde aceptaron que el espejo de nuestro coche ya nos lo habían dado roto. Vuelta a Madrid y ensayo para nuestro concierto del viernes.
Las chicas alquilaron un Cinquecento rojo y descapotable que fue símbolo del viaje. Las adolescentes causaron estragos en el personal, que les invitaban a champán y daban promesas de verse en el futuro. En fin, yo no me ví tan distinto al David de Miguel Angel, salvo una mano más pequeña y otra cosa mucho más grande!!
Todo amenazaba lluvia pero yo me lleve el bote de aftersun que casi acabamos. Abrazos Azurro!