viernes, 5 de febrero de 2010

marisco, espadas y amigos

El marco de nuestra comida ha sido encantador, marinero por el marisco y sencillo hasta el casticismo.
Nacho y Gloria habían llegado antes: mi taxista rumano había entendido que íbamos hacía Fuencarral barrio y no calle.
Después de la convocatoria de Gloria, Nacho ha contestado por e-mail que él la había conocido antes que yo –bueno,… como dos días antes- y que ese primer día ella iba vestida de blanco: ya no hace tan poco…

Gloria, emocionada, nos prometió vestir de blanco hoy, aunque el traje ibicenco soñado finalmente se truncó por las inclemencias de este febrero madrileño….
Es verdad que hace años, cuando me enteré que una chica como ella iba a sentarse en el sitio que habia dejado yo como dos años antes, fui inmediatamente a la plaza de la lealtad a darle un aprobado… que fue un sobresaliente…
En fin…
Ha sido fantástico como siempre: hemos hablado del esqui, la postura del cruasan, la cuña con sus coñas, los mercados –ellos se han atrevido a tocar algunas cosas de trabajo, para mi estupor…- pero afortunadamente también el paralelo, en la sugestiva versión de mi monitor de esqui, … y el amor. Compartimos taxi y nos despedimos con el cariño que no se improvisa, y nos dirigimos a nuestras reuniones vespertinas.

Cena de nachos y costillas con Peter, nuestro americano residente y, esta mañana, temprana levantada para llevarlos (a Peter y a Javi) a Barajas. Hoy a las siete y media de la mañana trato de comentar con la benemerita el arsenal de katanas y otras armas, eso si de acero toledano, que llevan en la maleta. La Benemerita se muestra benigna. Al parecer, los americanos valoran mucho estas espadas nuestras y, como ejemplo, todos los sables de Westpoint se hacen aqui (y no solo esas, la espada de Aragon del Señor de los Anillos tambien!!) .
En fin, parece que cuando uno llega a los States puede comprarse cualquier arma de fuego en un bazar pero, en cambio, está mal visto entrar con un puñal en la maleta. Y eso que ya no te hacen explicar en la tarjeta verde que no estas implicado en los genocidios de la segunda guerra mundial ni vas a USA a atentar contra el Presidente; me he pasado años dando estas explicaciones; mi conciencia, al menos en eso esta tranquila.
Vaya! está cerrado el aeropuerto de Washington donde van (no solo el aeropuerto, carreteras y trenes tambien, desde la cita al Deuteronomio del famoso desayuno de oracion parece que ha despertado el Dios del Antiguo Testamento) , pero un rato después se decide que si no pueden llegar a Washington, se quedarán el fin de semana en NY.
Abrazos Javier

domingo, 31 de enero de 2010

siempre hay tiempo.... para aprender


Un día 1 de enero, unos cuantos amigos, que se descomponían en recientes abogados del estado, médicos y enfermeras entusiastas, Inma y yo, nos fuimos a Granada a esquiar y enredar un poco, comandados por Paco, ilustre MIR y granadino al menos de adopción.
Llegamos a Sierra Nevada y resultó que todos ellos, hasta entonces gente sencilla, de repente, se habían transformado en avezados esquiadores que hacían pistas negras con doble tirabuzón y eslalons gigantes o así....

A mí, mi amigo Luis me había dejado un mono de esquiar de un hermano vegetariano, que era precisamente la mitad que yo. Era la época en la que se esquiaba con una especie de mallot que se te ajustaba, como el de los ciclistas pero más grueso. Con el fin de no ser considerado una especie de exhibicionista, me puse un jersey por encima que alcanzara a cubrir las partes que el mono mostraba de forma menos pudorosa. Nos hicimos unas cuantas fotos en las que brillaba nuestra voluntad decidida y entera disposición deportiva. Alquilé unos esquís que se me salían constantemente: después de las diez primeras caídas y a pesar de los bien intencionados consejos que me gritaban mis amigos desde las pistas, mis iniciales propósitos olímpicos habían empezado a resquebrajarse. Una hora después, con dolor en mi honra, pero mayor en mis huesos, devolvía esas tablas infernales y me encaminaba a mi afición más segura; irme de copas, esta vez a Granada.

Han pasado diecinueve años, Gus el bajista nos ha propuesto irnos con los niños a esquiar y ante el entusiasmo general y mi falta real de verdaderas buenas razones para no ir (concierto, fusión o ampliación de capital), hemos pasado cuatro días en Sierra Nevada, con un sol de justicia y una nieve en polvo fantástica (en opinión de los entendidos).

Básicamente he confirmado estos días que el esquí se caracteriza por que vas con un montón de gente a unas cabinas en las que te empotras, llevas todo tipo de cosas en las manos, unas botas con las que no puedes andar, guantes, gafas, esquis, bastones y cascos, y haces colas, y además pagas por todo eso una indecente cantidad de pasta....

Si, eso es todo verdad, pero lo más sobrecogedor es que yo, que hace un mes habría manifestado con gran paz que me moriría sin esquiar, he descubierto con admiración el deslizamiento sobre esos mecanismos (mucho más cómodos que hace años) la cuña, los giros y he llegado a atisbar lejanamente una cosa que se llama "el paralelo", gracias a un instructor italiano que cumple con todos los tópicos -de monitor de esquí y de italiano- y que al fin hoy nos ha explicado que esquiar es como hacer el amor...

En fin, todo ello me ha llevado además a resolver uno de mis temas pendientes: hoy en un mundo lleno de golfistas, es bastante difícil no serlo y encima no poder dar una razón suficiente: Decir que yo no juego al golf porque ... toco rock and roll, es peor que simplemente decir: no juego... porque soy asi de raro!
Pero ahora, por fin después de este ritual de iniciación, ya puedo decir:
no, yo no juego al golf;... yo es que esquío... (y a ver quien se atreve a poner algún pero)
abrazos
por cierto, hay música para esquiar (hablamos otro dia de ella) y para los paisajes helados e infinitos...

javier