lunes, 18 de julio de 2011

los big Beach Boys en la playa de Madrid

Del cartel de los veranos de la villa de este año, lo que más interesaba era el concierto de Beach boys, o de lo que queda de ellos. Además me intrigaba si estarían a la altura del concierto de Brian Wilson, de hace como cuatro años, al que llevé a mi hijo Javi. Recuerdo que el melenas de la puerta le felicitó con mucho teatro cuando le conté que era su primer concierto; Javi sintió que el Rock le daba la bienvenida. Tiempo después, cuando me preguntó a que concierto me había llevado mi padre, le explique que esa iniciación no es la habitual ni, desde luego, con un genio como Brian. Aunque la semana ha sido muy complicada, al final he podido acercarme y hasta comprar la entrada en la puerta, ya que, aunque había una buena concurrencia, todavía quedaba sitio, y lo he visto muy bien en la pista delante del escenario.
En vez de otra música de apertura, que normalmente no tiene que ver con la producción del grupo, esta vez se escucha su canción Catch a wave, mientras salen los cinco músicos acompañantes y, a continuación, Mike Love y Bruce Johnston, con su mejor sonrisa, sus gorras y sus camisas de veraneantes jubilados de paseo por la gran via. Sin solución de continuidad, empiezan a tocar y cantar esa misma canción. Es una forma original –nunca la había visto- de empezar, que seguramente pretende mostrar que ellos son los mismos chicos, aunque sólo falten Carl, Dennis y Brian Wilson. Siguen Do it again, Surf City, Surfin Safari. La primera parte del concierto es estupenda. Pronto comprobamos que los músicos invitados tocan de forma competente y además cantan bien (entre ellos Christian, el hijo de Mike Love a la rítmica). Destaca John Cowsill, un batería muy eficaz que seguramente es el que mejor canta en el escenario. Love mantiene su voz, agradece estar aquí, dice que se siente en casa -en California las calles tienen nombres españoles-, y bromea con que hemos venido porque no tuvimos entrada para The Black Eyed Peas. Continúan con algunos tiempos medios, ya que no es fácil seguir el ritmo inicial y repasan las canciones más empalagosas de su carrera, que nunca me convencieron demasiado, aunque reconozco que esta noche suenan bien (por ejemplo, When I grow up to be a man). En algún momento Mike presenta a su hija, que no creo que vaya a volver a encontrarme en el futuro, al menos en el mundo de la música, y que destroza una bonita canción. Luego se meten en el Pet sounds, del que hacen una interpretación digna, aunque muy lejos del nivel excepcional del disco (uno de los diez? veinte? discos que hay que tener) y Heroes and Villians del Smile. El summertime blues, con sus excesos corales, no me gusta mucho como suena, aunque quizás es porque en realidad mi preferida es la versión brutal de The Who en su Live at Leeds. Acaban sus casi dos horas de concierto con algunas sus canciones infalibles California girls, Barbra Anne, que canta todo el público entusiasmado, Do you wanna dance?, Surfin USA o Good Vibrations. En fin, ha sido muy divertido. Todos lo hemos pasado muy bien. El escenario y el lugar estupendo, el sonido bueno, la banda eficaz, y las canciones, sobre todo las canciones sensacionales. No es, desde luego, el concierto del año, no han estado siempre a la misma altura y a veces ha parecido más en un recital en las Vegas. Pero desde luego, no han defraudado. No pasará a la historia: algunas versiones se quedan muy lejos de las que nos sabemos y, desde luego también, de las que disfrutamos hace unos años en el concierto de Brian Wilson, que fue excelente y que sí que ha pasado a nuestra historia. Abrazos. Javier

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