sábado, 24 de octubre de 2009

Leonard Cohen siembra de emociones la noche de Madrid

Qué contrastes tiene la música Hace apenas un mes disfrutábamos de un concierto memorable de 3 horas de Rock´n Roll en Valladolid con el Boss (tan bien glosado por nuestro anfitrión en esta blog) y ahora nos toca hacerlo con un concierto de análoga duración pero de corte bien distinto, el de Leonard Cohen en el Palacio de los Deportes de Madrid el sábado pasado. Ambos prueban, parafraseando el título del último poemario de Caballero Bonald, que la música no tiene paredes y que los géneros no importan cuando se trata de gigantes. A decir verdad, no es la música de Cohen la más propicia para los excesos y desenfrenos de un concierto en vivo: exige más bien una degustación solitaria y en la intimidad de tu habitación (no en vano uno de sus más celebrados LP se titulaba Songs from a Room). Tampoco el personaje -un entrañable ancianito- se presta a fenómenos de histeria colectiva ni a grandes estadios. Muy atrás quedan los tiempos en que nuestro canadiense errante arroyaba los escenarios con su banda The Army soltándose la melena en temas tan joviales como "Passing Through" , "Please don't pass me by" o "Diamonds in the mine". Pero, claro, quien acude hoy a un concierto de Cohen no busca ya ni espera desmadres de esa guisa. Al contrario, la nostalgia y la devoción por su figura priman sobre cualquier otra cosa y uno responde a su llamada como quien camina al encuentro de un viejo amigo cuya sabiduría -musical, literaria, vital- te ha acompañado a lo largo de varias décadas.
Lo cierto es que no cabía esperar demasiadas sorpresas de su gira actual. La convocatoria madrileña no es más que la parte final de un ciclo ya inmortalizado en el DVD y CD "Live in London". Y Cohen no se apartó ni un ápice del guión. Comenzó con Dance me to the end of love y terminó con I tried to live you. Entre medias todas las clásicas de su trayectoria, con acento especial en su segunda etapa: No cure for love, Everybody knows, Take this Waltz, Hallelujah, In my secret life, First we take Manhatan, Lover lover lover, Suzanne, A bird on the wire, So long Marianne. I am the man, The future, Closing time, etc.
Si todo resultaba algo previsible ¿dónde radica la magia de su espectáculo? A mi modo de ver, en los gestos y en los detalles: la presencia hipnótica de Cohen en el escenario; el prolongado aplauso del público, después de la interpretación de "The partisan" (una de las pocas y muy gozosas novedades) y la reacción abrumada del cantautor; la presentación de sus músicos, sombrero en mano e inclinación humilde de cabeza, mientras sonaba "Anthem"; el virtuosismo deslumbrante de la banda y muy en particular del zaragozano Xavier Mas al laúd, la bandurria y la guitarra, sonando a gloria en The Gypsy´s Wife; las notas del piano durante "Tower of Son"; el recitativo con que comienza "If it be your will" para dar paso a su interpretación por Sharon Robinson; el set final empalmando, prácticamente, "Famous Blue Raincoat" con "The Chelsea Hotel"; la entonación, casi en suspenso, de esos versos "and here's a man still working for your smile" como punto final al concierto; o sus conmovedoras palabras de despedida, junto a su grupo, frente al público: "ojalá que todos podáis disfrutar de la vida, como nosotros esta noche, en familia y amistad y quienes no cuenten con estos dones may you be pleasant in you solitude".
Psd: Por cierto que para octubre está anunciada una edición de lujo del concierto de L. Cohen en 1970 en la Isla de Wight. Sospecho que el contraste será monumental. Pero no lo cambiaría por el concierto del sábado!.
(Crónica de nuestro sabio amigo Antonio. Después de este concierto, hemos tenido noticias del desvanecimiento de Cohen en el concierto de Valencia, que parece que quedó en un susto)

2 comentarios:

El Predicador dijo...

Javier,

Entiendo tu decepción y que mi blog sin actualizar diera una imagen deplorable a este gran imperio que has creado pero...pensaba que tendrías más paciencia. Sólo comentarte que la "reentré" esta prevista para el día 8 de noviembre, a partir de entonces mi única obsesión será quitarte "cuota de mercado" hasta que recapacites y vuelvas a publicitarme en tu blog, ;). Un brazo.

javierzaci dijo...

Mi querido Predicador,
nada celebraría más que tu vuelta triunfal al ciber espacio. Después de todo un año sin más novedad, tus lectores, que seguramente se contaban por millares, han preferido páginas menos rigurosos pero algo más actualizadas. Espero con entusiasmo tu reentré. Un abrazo