viernes, 24 de julio de 2009

Las Aguilas sobrevuelan Madrid

El escenario es el de un gran concierto en las Vegas, donde nos sentiremos a lo largo de toda la sesión. Los Eagles vienen de traje y corbata negra y camisa blanca. Empiezan con How long y a continuación dos canciones nuevas del Long road out of Eden que suenan muy bien.
El sonido bueno, aún mejor en el final. En seguida como la quinta canción es nada menos de Hotel California, la canción que les puso en la historia del rock. Empieza con un solo de trompeta, muy de las Vegas, y culmina una gran versión con el entusiasmo completo del público. Siguen intercalando algunas canciones nuevas con sus clásicos: La agradable Peacefuly easy Keeling y la ritmica Witchy woman. Luego introducen alguna canción muy de los ochenta que suena claramente mucho más antigua que sus clásicos llenos de sutilezas acústicas.
Cuando no llevan más de cincuenta minutos, nos anuncian un descanso, después del que prometen tocar mucho más.

Efectivamente, después del descanso tocaron mucho más. Empezaron sentados, reposados, si habían descansado no parecía que les hubiera sentado bien tanto descanso. Durante más de media hora nos arrebujamos en nuestros asientos y esperamos pacientemente que terminara la exhibición de baladas más o menos sentidas y desde luego previsibles. La mayoría del público se limitó a un aplauso discreto después de cada canción; la magia del primer pase se había esfumado. Al fin suena Take me to the limits y se hace la luz. Las versiones de su clásicos son perfectas; la polifonia celestial.
Glenn Frey, guitarra y teclados, y Don Henley, voz y batería, junto a Joe Walsh, guitarra y teclados, y Timothy B. Schmit, bajo. A ellos, junto a un gran bateria y una estupenda sección de viento, se une Stuart Smith a la guitarra que hizo una verdadera demostración de técnica y arte; los mejores punteos de la noche son sin duda los suyos. Cuando llevamos ya dos horas, Joe Walsh se pone a corretear y se deja llevar por un humor de un estilo que mezcla los payasos de la tele con –perdón por la comparación- Angus Young: seguro que es imbatible para sus nietos.
La última parte del concierto mejora sustancialmente: Heartache tonight y Life in the fast lane por fin nos dan el aire que nos empezaba a faltar. El bis es la magnífica (las voces asombrosas) Take it easy y acaban con Desperado.
Nadie insiste en un nuevo bis; llevan tocando tres horas, de las que a mi una me ha sobrado. En cambio no tocaron la otra canción que indudablemente nos sabemos todos, hemos bailado todos y que venía después del Hotel California; el New Kid in Town. Algunos momentos gloriosos aunque demasiados ratos de mucho aleteo pero poca altura.

3 comentarios:

darkover dijo...

Discrepo cordialmente... De haber escuchado un poco el último disco habrías disfrutado bastante más.

El bis que nos perdonaron incluye en la gira el Rocky Mountain Way de Walsh, una pena que no lo hicieran.

Mi crónica y fotos en

http://ojosbíonicos.blogspot.com

darkover dijo...

¡Ah! e inistir en un nuevo bis cuando los pipas se suben y empiezan a desmontar nada más desaparecer el grupo no tiene demasiado sentido.

Por mi zona la gente se quedó con las ganas de más, seguro.

javierzaci dijo...

me alegro de que te gustara, para mi fue un poco duro; me sobro una buena parte del concierto, aunque tuvieron grandes moentos, un abrazo