martes, 21 de octubre de 2008

Un otoño luminoso con Ron Sexsmith




Este fin de semana hemos vuelto al panteón real de San Isidoro de Leon. Cuando era chico fui con el colegio y esas pinturas románicas se me quedaron grabadas. Lo intente otra vez y estaba cerrado, pero por fin hemos vuelto. Luego, la Cámara Santa de Oviedo y la gruta de Covadonga, y desde luego, el regalo de la playa de la Espasa -sol y agua fresquita pero no helada- han llenado de color el final del verano –el definitivo, hubo un final provisional el 1 de Septiembre (para mi el verano es largo, como los jueves)-. Ahora, vuelto al ruido semanal, tendremos que prepararnos para el frío que está llegando. Se me ocurre uno de esos discos que no fallan. Para eso, los amantes del pop de verdad tenemos a Ron Sexsmith, canadiense treintañero que tiene uno de los nombres más fáciles de recordar del pop y algunos de los mejores discos de la década. La verdad es que en un concierto me encontré con un amigo con el que estuve hablando del Blue Boy de 2001, y casi a continuación salió el magnífico (si, también comercial, pero… también somos humanos) Cobblestone Runaway de 2002. Me enganchó desde el comienzo de una canción infinita que es Former Glory y me ha acompañado casi todo el tiempo desde que lo descubrí. Me gusta el ritmo y sus cambios, los coros y la voz de these days. Me encanta el gold in them hills, o el disappearing act. La verdad es que casi todas las canciones son muy destacables. Desde luego el God loves everyone, hearts desire, la cadencia del Least I can do, la guitarra del Up the road o del best friend. Es verdad que suponía un cambio que para los más puristas, rompía con su anterior estilo más sobrio, de su disco Ron Sexsmith, Whereabouts –el disco que más me suena a Elvis Costello, con canciones memorables como el Still Time, o también Feel for you o the idiot boy-, y con el buenísimo el Blue Boy, que conseguí casi a la vez, con una bonita portada y mejores canciones (el inicio con los vientos de This song, el cheap hotel, dont ask why o foolproof). Las guitarras, normalmente acústicas y su voz reinan. También en el Cobblestone, aunque haya alguna caja de ritmos, que no queda mal. Lo he oido mucho, también el Retriever de 2004, buenísimo, y los posteriores. Del Time Being y del último, de este año, Exit Strategy Of The Soul, hablaremos otro día.
En fin, si no lo conocías ya tienes trabajo para casa, si hacía tiempo que lo oias o no te habías fijado en alguna de las canciones citadas, pues, no lo dejes pasar. abrazos. Javier

3 comentarios:

Unknown dijo...

Yo soy Smith, este fin de semana pasado nada de Sex y desde luego que hubiese debido hartarme de Ron.

Procurare localizar alguno de los discos que dices y escucharlos ¡claro!

García (en este miércoles tan deshabrido)

javierzaci dijo...

Desde luego mi querido Jesus, el nombre da juego. El Blue boy, cobblestone y el retriever son tres discos imprescindibles. Conviene de todas maneras que sigas algún tipo de orden que puede ser ese mismo y no pases a oir otro disco hasta que no le hayas dado una buena vuelta al anterior (o dos). El problema de conseguir de pronto muchos discos de algun musico, por bueno que seaa, es la imposibilidad de valorarlos cada uno en lo que vale. En fin, espero que nos veamos pronto, Un abrazo
Javier

Unknown dijo...

Muy bien, lo del orden ayuda para no cogerse un empacho. Recuerdo que con los Teenage fanclub seguí el orden que me recomendaste y me convertí en un converso (toma)a los Teenage.
Ya te diré
Por cierto que portada más bonita la del Blue Boy