martes, 1 de diciembre de 2009

El niño de los Parker, Cantona y Ken Loach

El sábado por la tarde estaba preparando un post sobre uno de los discos con los que abrigarse en los albores del invierno, cuando nos fuimos a un teatro amateur a presenciar la representación del Niño de los Parker, de la compañía de mis amigos Nacho y Carmen (hoy el Reverendo Fairfield y Miss Sullivan). Hacia casi dos años que se les notaba cambiados. Mi amigo, ilustre abogado, se levantaba presto y con el dedo desafiante decía eso de … “y mucho más, es un… reptil moral!” … y volvía y seguíamos cenando o tomando copas (tales demostraciones nunca se produjeron como consecuencia de la ingesta, como algún lector poco informado podría llegar a suponer… eran simplemente la demostración del rapto que las musas suelen hacer con las almas más sensibles como la de Nacho) .
Después de abrazos y felicitaciones (y promesas de una carrera llena de éxitos, uno en el cine de autor y la otra en la comedia picante) nos fuimos al cine a ver Buscando a Eric, la nueva película de nuestro viejo conocido Ken Loach.
Para los aficionados al rock ingles, al pop, a Londres, y en general a la cultura británica (incluyendo Edimburgo, una de las mejores ciudades para perderse de todo el mundo), Ken Loach me parece un referente cercano y eficaz.
Lo descubrí en la buenísima Agenda oculta, de 1990, sobre la actuación de la policía británica en Irlanda del Norte. Me gustaron Riff Raff y la que es casi mi preferida Lloviendo piedras, con pobre padre parado católico que se empeña en que su hija tenga un traje de primera comunión. Luego Ladybird, Ladybird y siguen unas cuantas más. Películas con mucha carga social, cuya dureza no empaña un mensaje optimista que se basa en la importancia de la amistad dentro del grupo o de la familia. Esta es una película muy simpática, que podría considerarse su comedia, en la que futbol tiene cierto protagonismo, con apariciones recurrentes de un verdadero Eric Cantona, al estilo del Humphrey Bogart de Sueños de Seductor. Al fin y como siempre, encierra la historia de unos amigos, está vez carteros de Manchester, y también de un amor recuperado después de treinta años. En fin, una historia de salvación. Para mí una magnífica película llena de esperanza.

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